El año que acaba de comenzar se prevé complejo. El legado de 2020, marcado por la crisis de la pandemia, será difícil de gestionar, pero también es cierto que abre un paradigma completamente distinto en el que la tecnología, fundida con el negocio, tendrá un papel determinante para el funcionamiento de la sociedad, como avanzan las previsiones de IDG Research.
“Si 2020 ha sido el año del caos y la caída, 2021 debería seguir siendo el año del caos pero también el de la recuperación económica y tecnológica”, sentenció Alberto Bellé, analista de IDG Research.
Desde la firma de análisis vislumbran un año que estará marcado por un importante cambio de paradigma en el que las organizaciones tendrán que poner el foco en la resiliencia y no en la optimización, como hacían hasta ahora; un año en el que el negocio y la tecnología se ‘hibridarán’ cada vez más, en el que se innovará a base de experimentar en tiempo real, ‘sin red’ y simplificando al máximo la oferta y en el que el valor de los negocios radicará de forma clara en los datos y el uso que se haga de estos.
“Antes de que llegara la crisis sanitaria, y cuando aún operaban en un entorno estable, las empresas estaban preparadas para optimizar su negocio para crecer. En el nuevo escenario en el que la variabilidad del negocio (tanto hacia abajo como hacia arriba) es extrema, este paradigma ha quedado obsoleto”, añadió Bellé.
Para el analista, ya no basta con optimizar sino que hay que volver a la idea de resiliencia. “En 2021 lo importante para cualquier empresa será ser resiliente y poder levantarse rápido tras sufrir una caída”.
La gestión de este nuevo escenario solamente podrá hacerse abrazando tres tendencias: adoptar una monitorización continua e inteligente (“ya no vale gestionar con reglas, doctrinas de negocio o mejores prácticas; ahora el valor radica en la capacidad de percibir qué ocurre y monitorear”); apostar por la convergencia entre la ciberseguridad y la continuidad de negocio (“ambos aspectos están cada vez más vinculados”); y transformar las cadenas de suministro para que sean más resilientes también y puedan dar el salto del ‘just in time’ al ‘just in case’.
Tecnología y negocio se funden, ahora sí
El nuevo escenario trae consigo también lo que desde IDG Research llaman “una hibridación” entre tecnología y negocio. Esto implica a su vez otras tendencias. “Por un lado, con el salto a cloud y la digitalización, lo que está ocurriendo en las organizaciones es que ya no existe una arquitectura de referencia del centro de datos; este último es ahora dinámico y centrífugo. Cada empresa elige su propio modelo: optar por tener todo on premise o en la nube, soluciones como servicio…”, afirmó Bellé.
El analista destacó, además, que los entornos de trabajo —muchos de los cuales se han visto totalmente transformados durante la pandemia y la exigencia del teletrabajo allá donde se pudiera— cambiarán de forma definitiva y en el futuro próximo serán “híbridos y ubicuos”. “En realidad no existirá un modelo de trabajo de referencia, pero las organizaciones sí precisarán que sus empleados sean productivos en cualquier contexto, sea éste un confinamiento o una nevada”. Una de las consecuencias de este cambio será la desaparición del vínculo entre la geografía y el talento: “Cualquier empresa podrá acceder al mejor talento en cualquier sitio. Y viceversa”.
Las propias organizaciones, hasta ahora con una estructura eminentemente jerárquica, cambiarán. “Estarán distribuidas y sincronizadas, pues ninguna organización jerárquica puede dar servicio en el actual entorno de caos”, advirtió el analista, y dijo que las empresas nativas digitales tienen la ventaja de nacer ya con esta estructura. “Competir con ellas es, por tanto, una tarea ardua; las grandes se verán obligadas a funcionar como ellas”, asevró el analista.
El necesario riesgo de innovar sin red
La manera en la que se innova cambiará profundamente en el nuevo paradigma, según los expertos del área de análisis de IDG. “Mientras antes la innovación estaba en la periferia ahora se ubica en el centro del negocio. Se innovará por necesidad y experimentando con el propio core de la actividad. No hay más que ver lo que están haciendo empresas como AirBNB, que se está reinventando en esta crisis, o la línea de cafeterías Pret a Manger, que ha optado por un modelo de suscripción mensual para que sus clientes tomen lo que quieran cuando quieran bajo un modelo de pago como servicio”, ejemplifica Bellé.
La simplificación de la oferta es también consecuencia de los nuevos tiempos. “Coca Cola se ha quedado con sus marcas de refrescos estrella. En un momento en el que el consumo se hace más racional, los proveedores tienen que volver a lo básico, crecer basándose en sus productos estrella y gracias a un mayor conocimiento del cliente, lo que se consigue basando los negocios en los datos”.
El valor está en los datos
Es en los datos donde reside, cada vez más, el valor de los negocios. La idea no es nueva, pero se acelerará de forma clara en 2021. ¿Cómo? “Por un lado, porque se producirá una desmaterialización, es decir, el producto físico se convertirá en el sustrato del valor del dato. Por otro, porque va a cambiar radicalmente la idea de productividad”. Esta última, según Bellé, ya no se basará en la cantidad de datos que se tiene sino en la calidad de éstos y en cómo ayudan a tomar decisiones acertadas y a conocer mejor a los clientes. La Inteligencia Artificial, las tecnologías de Big Data serán claves para evolucionar de un modelo de productividad basado en ejecutar tareas eficientes a tomar decisiones acertadas, concluyó el analista.
Esther Macías, IDG.es