La tecnología no espera. Cada día que pasa, la inteligencia artificial (IA), la nube y la digitalización empresarial se expanden con una velocidad sin precedentes, transformando industrias y reconfigurando la manera en que operan los negocios en todo el mundo. Y México, con su posición estratégica y su creciente ecosistema tecnológico, está en el centro de esta revolución.
Hoy, las tres empresas de servicios hiperescalares más grandes del mundo —Amazon Web Services, Google Cloud y Microsoft Azure— han puesto sus ojos en México, invirtiendo en infraestructura para ofrecer servicios de nube con baja latencia y altos estándares de seguridad. Esto responde a tres factores clave: un mercado amplio que exige el almacenamiento local de datos, la proximidad con Estados Unidos que facilita el acceso rápido a la información, y la capacidad del país para albergar centros de datos de forma segura y eficiente.
Si bien este crecimiento ha ganado importancia recientemente, este desarrollo no empezó ayer. Desde hace cinco o seis años, México ha demostrado ser un destino atractivo para estas inversiones tecnológicas, pero la pandemia aceleró el proceso. Empresas de todos los sectores se vieron obligadas a digitalizarse y adoptar soluciones tecnológicas avanzadas, lo que hizo evidente la necesidad de una infraestructura robusta y escalable.
En 2025, podemos esperar que, en específico, tres sectores liderarán la adopción de estas tecnologías: el financiero, que exige niveles de seguridad y procesamiento de datos sin margen de error; el tecnológico, con startups y empresas consolidadas desarrollando soluciones innovadoras; y el de la salud, donde la IA y el análisis de datos están revolucionando el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Otras industrias que están apostando fuerte por la digitalización también incluyen la manufactura, retail y consumo.
No obstante, un reto que persiste es la escasez del talento especializado. México tiene una gran oportunidad de formar profesionales en áreas clave como el análisis de datos, ciberseguridad e inteligencia artificial. La demanda es global, y con el auge del trabajo remoto, los expertos mexicanos compiten en un mercado sin fronteras. De ahí la necesidad de fomentar programas educativos y de capacitación que preparen a los profesionales para las necesidades del futuro.
Por otro lado, los cambios políticos y regulatorios podrían influir en el desarrollo tecnológico del país. Si bien el software y los servicios digitales seguirán expandiéndose, la infraestructura física de los centros de datos enfrenta desafíos como el abastecimiento de energía y agua. Es crucial que se implementen políticas que impulsen el crecimiento del sector sin comprometer la sostenibilidad.
En conclusión, el futuro digital de México se perfila como una oportunidad sin precedentes para posicionarse como un líder en la economía digital de Latinoamérica. A medida que las inversiones en infraestructura tecnológica continúan fluyendo y las empresas adoptan soluciones innovadoras, es imperativo que tanto el sector público como el privado colaboren para superar los desafíos existentes, especialmente en la formación de talento y la sostenibilidad. La clave estará en la capacidad de adaptarse y anticiparse a las necesidades del mercado, asegurando que México no solo participe en esta revolución tecnológica, sino que la lidere. La pregunta que debemos hacernos no es solo cómo acelerar el paso, sino cómo construir un ecosistema que fomente la innovación, la colaboración y el crecimiento sostenible en el largo plazo.
– Luis Meza,Líder de Consultoría, EY México y Líder de Consultoría Tecnológica, EY
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