Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Harvard rebatió los argumentos que afirman que un uso más extendido de la encriptación en los productos de software represente un obstáculo en las investigaciones relacionadas con el terrorismo y el crimen organizado.
El estudio predijo, además, que continuará la expansión de los dispositivos conectados a Internet –-como smartTV, smartcar, videocámaras IP y otros muchos aparatos— lo que representará un campo abonado para el seguimiento de objetivos por parte de harckers.
“Las agencias de inteligencia y los gobiernos deberían convencer a empresas como Samsung, Google, Mattel, Nest, y a fabricantes de otros dispositivos de conectividad para que implementen un interruptor digital que sea capaz de interceptar la comunicaciones ambientales de seguimiento que pudiesen ser dirigidas a alguien”, señaló el estudio, que ha sido elaborado por el centro Berkman de Harvard de la Sociedad de Internet, y que cuenta con el apoyo de expertos conocidos como Bruce Schneier, Jonathan Zittrain de Harvard Law School y Matthew G. Olsen, director del U.S. National Counterterrorism Center. Todos ellos trabajan en el proyecto Berklett Cybersecurity del centro Bekman, que estudia diversos aspectos relacionados con la supervivencia y la ciberseguridad.
La industria tecnológica ha experimentado una creciente presión en países como Estados Unidos y Reino Unido por parte de gobernantes que sostienen que el fortalecimiento de los sistemas de seguridad de los datos, en particular los sistemas de encriptación, merman capacidades a la hora de luchar contra el terrorismo y el crimen, dejando a los investigadores “a oscuras”. Mientras que la policía y fuerzas de seguridad ganan acceso a los datos que facilitan los proveedores de servicios, algunos sistemas han sido diseñados de una manera determinada que impide que los proveedores de servicios puedan facilitar información sobre ellos. Este tipo de sistemas de encriptación end-to-end, deja a los usuarios como únicos poseedores de las claves que permiten descifrar el contenido.
Sin una clave de acceso, los investigadores tendrán que emplear otros medios para descifrar el contenido de los datos encriptados end-to-end. El estudio, titulado “Que no cunda el pánico: Progresamos en el campo de la encriptación”, reconoció que los procesos de encriptado plantean nuevos retos en algunos aspectos, pero de ningún modo representarán un obstáculo en el desarrollo de nuevos productos tecnológicos.
IDG.es