Las empresas han aceptado que la práctica de “traer sus propios dispositivos” (Bring Your Own Device o BYOD) es una realidad e incluso los sectores más regulados son conscientes de que la tendencia es imparable. El reto ahora es encontrar el equilibrio entre seguridad y flexibilidad.
Las preocupaciones en torno al BYOD giran en torno a los servicios de terceros, aunque eso es cada vez más fácil de manejar, según Fred Mouawad, fundador y CEO de TaskWorld, especialista en rendimiento y gestión de empleados. Ahora, la dificultad es gobernar las políticas BYOD internamente.
Las empresas están más enfocadas a la seguridad interna. Por ejemplo, si un empleado no realiza actualizaciones periódicas en su smartphone, puede suponer un riesgo para el negocio, explica Mouawad.
Y, esto ha hecho que haya grandes reticencias hacia estas políticas de movilidad, principalmente por parte de sectores muy regulados. “Pero incluso ellos se están dando cuenta poco a poco de que BYOD es algo que no se puede parar”, señala este experto.
Es más, en su opinión, estas industrias más reguladas, como los bancos o las administraciones públicas, deben inevitablemente adoptar BYOD, y su puesta en marcha no tiene por qué ser un dolor de cabeza.
Qué hacer entonces
Los empleados deben sentirse seguros y cómodos con los dispositivos que utilizan en su trabajo. Ya se ha estudiado que permitir el propio móvil viene incluso a reducir las consultas al departamento de TI para obtener ayuda.
De hecho, casi el 40% de los encuestados por Advise Service dijo experimentar muchos menos problemas técnicos con sus propios dispositivos que con los de la compañía.
Si bien hay aspectos positivos de BYOD, hay algunos aspectos negativos, como la incapacidad de las TI para asegurar los dispositivos personales de los empleados o dar seguimiento a posibles amenazas contra la seguridad.
Pero es inevitable y no se podrá impedir durante mucho tiempo.
Los empleados normalmente no entienden las implicaciones de BYOD y cuáles son los peligros reales, por lo que hay que educarlos y darles el poder de usar sus dispositivos de forma responsable.
“La clave es la construcción de un ambiente de confianza en su empresa. A medida que la tecnología se vuelve más móvil, llegará a ser casi imposible para las empresas restringir el uso a los empleados de su propio dispositivo”, concluye Mouawad.