El Internet de las cosas (IoT) es un término acuñado en 1999 por Kevin Ashton, pionero de la tecnología británico que trabajaba en ese tiempo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en la identificación de radiofrecuencias (RFID) y que concibió un sistema de sensores universales que conectaban el mundo físico al Internet. Aunque las “cosas”, el Internet y la conectividad son los tres componentes principales del IoT, el valor se logra al cerrar la distancia entre el mundo físico y el mundo digital en sistemas que se refuerzan y mejoran automáticamente.
Hasta ahora, el principal uso que se difunde del IoT es la reducción de costos en el mantenimiento o para mejorar la productividad, pero poco se habla de su capacidad para brindar oportunidades y con ello generar nuevos ingresos. ¿Es posible hacer redituable la aplicación del IoT? ¿Quiénes lo han logrado hacer en México? ¿Cuáles son sus principales riesgos asociados? ¿Cuál es la estimación del tamaño de marcado que tendrá el IoT en nuestro país en los próximos años?
Para responder estas preguntas, CIO México conversó con analistas, consultores y usuarios que han llevado a la práctica el Internet de las Cosas y con proveedores de soluciones IoT disponibles en México (ver recuadros al final del reportaje). Estos son extractos de sus opiniones y expectativas.
¿Es redituable el uso de IoT?
En nuestro país, el Internet de las Cosas ha tenido una “aceptación interesante”, como señala Oliver Aguilar, Gerente de Investigación de Consumo y Telecomunicaciones de IDC México. “Sectores como el de Transporte (con aplicaciones relacionadas con mejoras en logística y flotillas) y el de Producción o Manufactura (con usos aplicados a inventarios, planeación y demás procesos fabriles que requieren mejoras continuas), son ejemplo de ello”.
Luego de realizar encuestas en México, IDC ha encontrado que existe un grupo que lleva la punta de lanza en la adopción de IoT y de otras tecnologías asociadas con su negocio, el cual constituye un 33% de las empresas en México. “Se encontró que este grupo tiene percepciones y prioridades distintas al resto de las empresas en el país. Por ejemplo, se distinguen por su enfoque en el cliente, por la creación de nuevos productos y porque para ellos usar el IoT equivale a cómo generar nuevos ingresos”, dijo Oliver Aguilar. Agregó que muchos de ellos han desarrollado aplicaciones IoT para la mejora de productos y con un impacto en los clientes, ya que analizan datos de corte comercial.
Un ejemplo de ello es Gerdau, el mayor productor de aceros largos en las Américas, que ha llevado a cabo un piloto de conexión de 50 máquinas. Usando el software de Gestión de Rendimiento de Activos de GE, fueron capaces de detectar y evitar dos próximas fallas de activos que terminaron pagando el costo total del piloto (1.3 millones de dólares). Desde entonces, Gerdau firmó un contrato con GE para ampliarlo a 11 plantas y 1,000 máquinas, dijo Loic Hamon, Gerente de Sistemas Financieros para América Latina de GE Renewable Energy.
“La clave es que el CIO esté sentado en la mesa donde se tomen las decisiones de negocio, para que se considere el tema de IoT”, afirmó Ramón Viñals, Director de Ingeniería Preventa de Cisco México. Más que una tendencia, dijo, el IoT es un “habilitador del negocio”.
Pero, ¿por dónde empezar?
Los aspectos principales que debe abarcar una aplicación de IoT son la seguridad, conectividad y compatibilidad con la infraestructura existente, señaló por su parte Alberto Arellano, Analista Senior de Telecomunicaciones de IDC México. Precisó que una de las características que han apoyado este tipo de desarrollos es la integración de los proyectos de Internet de las Cosas con la tecnología ya existente en las organizaciones. “Veíamos que al inicio los proyectos eran muy aislados: tenían su propia tecnología o trabajaban con una frecuencia diferente a la del resto de dispositivos en las empresas. Ahora que este tipo de sensores tienen compatibilidad con las conexiones Wi-Fi o Bluetoth, su adopción es más fácil. Al aprovechar la infraestructura que ya tienen las organizaciones se hace aún más atractivo este tipo de proyectos, ya que los usuarios no deben invertir en todos los componentes de la solución; basta con que adquieran sensores que sean compatibles con la red, por ejemplo”, dijo Arellano.
Con más dispositivos conectados y con toda la información que ésta genera “es posible conocer con mayor certeza lo que los consumidores están diciendo, así como sus preferencias, comportamientos y necesidades. La oportunidad está en poder aprovechar todos esos datos para tener relaciones más estrechas con ellos”, manifestó Enrique Ortegón, Gerente General de Salesforce para el Caribe y Américas de Habla Hispana. “Creo que las empresas que se anticipen a esa tendencia, que se preparen para tener la capacidad para analizar los datos obtenidos y hacer predicciones inteligentes de cada cliente, serán las que más se beneficien. Definitivamente el IoT es redituable, pero apenas estamos empezando a rascar la superficie de su utilidad posible”.
Principales riesgos asociados
Las proyecciones del impacto que producirá el Internet de las Cosas en la economía son impresionantes. Tan sólo en 2016, IDC estima que la inversión en IoT alcanzaría los 3,300 millones de dólares en México, con una tasa de crecimiento compuesta de 19% para el periodo 2016-2020.
Sin embargo, la aplicación de este concepto también plantea importantes desafíos que podrían dificultar la realización de sus potenciales beneficios.
Noticias sobre ataques a dispositivos conectados a Internet, el temor a la vigilancia y las preocupaciones relacionadas con la privacidad ya han captado la atención del público. Los desafíos técnicos siguen allí, pero además están surgiendo nuevos desafíos de políticas, jurídicos y de desarrollo.
Alberto Arellano, de IDC, lo tiene claro: “Los principales riesgos (de una configuración IoT) están relacionados con la pérdida o al acceso no autorizado a la información que se está recolectando no sólo de los usuarios o clientes, sino información muy estratégica de negocio”. Sin embargo, dijo que las empresas que hacen este tipo de despliegues IoT poseen una madurez avanzada en materia de seguridad. “También la analítica puede traer gran parte de la respuesta a esos temas de seguridad que pueden ser barreras para implementar dicha tecnología”, aseveró Arellano.
Proyecciones de crecimiento en México
En México, los sectores de Transporte, Manufactura y los relacionados con el Smart Grid concentran más del 50% de la inversión en IoT, al menos así sucedió en 2016, señaló Arellano. Otras verticales que todavía no tienen el tamaño de las tres mencionadas, pero que sí presentan tasas de crecimiento considerable son las relacionadas con Servicios (“sobre todo las de sector Salud”) así como los retailers, donde se ha combinado el mundo físico (mercancías) con las opciones disponibles en Internet (para consultar, comprar, vender, cambiar bienes o servicios). Cuando se juntan ambos mundos, se obtiene una experiencia multicanal, donde un consumidor puede dar seguimiento a una misma operación mediante diversos dispositivos móviles.
“Conforme estos y otros sectores comprendan el gran potencial que tiene el IoT no sólo para reducir costos sino también para generar nuevos ingresos, será un mercado bastante prometedor”, concluyó Oliver Aguilar, de IDC.
En el IoT hay dos factores fundamentales: el poder de procesamiento que pueda tener la “cosa” y la conectividad que ofrezca para comunicarse ya sea a la nube o a otras cosas, explicó Salvador Blasco, Vicepresidente de Desarrollo de Negocios y Director General de Qualcomm México, compañía que ofrece más de 25 plataformas prediseñadas para esta opción tecnológica.
Agregó que un ejemplo de aplicación de “conectividad de las cosas” en el sector salud es el programa piloto para control de diabetes realizado en la Clínica 27 del Instituto Mexicano del Seguro Social en Tijuana, Baja California. El proyecto consistió en elegir a un grupo de pacientes con diabetes quienes enviaban resultados periódicos de muestras de sangre obtenidos por glucómetro para monitorear su estado de salud. “Con ello logramos ayudar a este grupo de pacientes a monitorear mejor su glucosa y sus hábitos. Tuvimos una reducción de sus índices de hemoglobina glucosilada y nos explicaba la doctora a cargo del estudio que por cada 1% de disminución en este índice se puede reducir hasta un 10% el riesgo por una complicación diabética. Esa fue la primera etapa, pero conforme evolucionen los dispositivos de suministro automático podríamos tener impactos en la salud mucho más grandes”.
Lo que viene
IDC vislumbra un futuro promisorio en la aplicación de IoT. “Y es que para dar ‘inteligencia’ a las cosas se requerían tres elementos que ya están sucediendo: dispositivos de muy bajo costo, pequeños y que no requieren mantenimiento constante. Esos tres puntos se están convirtiendo en una realidad y han permitido avances tanto en el sector privado como en algunos gobiernos”, aseveró Oliver Aguilar, de IDC.
Asimismo, el Internet Industrial de las Cosas, también llamado IIoT, duplicará el tamaño del Internet “tradicional” para 2025 e impactará en todas las industrias, consideró Loic Hamon, de GE Renewable Energy. “Las pequeñas ganancias incrementadas de eficiencia en sectores enteros que aprovechen estas tecnologías generarán ahorros masivos. Esto es lo que llamamos en GE, “el poder del 1%”, señaló Hamon. Por ejemplo, al extender la vida de los activos en la industria de petróleo y gas en 1%, se impulsarían unos 60 mil millones de dólares en ahorros hasta 2060”.
Es evidente que el Internet de las Cosas está ocurriendo ahora. Promete ofrecer un mundo revolucionario, “inteligente” y totalmente conectado a medida que las relaciones entre los objetos, su entorno y las personas estén cada vez más entrelazadas. Sin embargo, para que IoT realice sus potenciales beneficios para las personas, la sociedad y la economía es necesario considerar y abordar los problemas y desafíos asociados con el Internet de las Cosas.
Asimismo, debe tomarse en cuenta que estas “cosas” constituyen sólo uno de los cuatro componentes de “Internet de Todo (Internet of Everything o IoE), un término propuesto por Cisco, que también incluye los Procesos, Personas y los Datos. “Vemos que la interacción entre cosas y personas se vuelve clave, por eso se habla de un concepto mucho más amplio”, concluyó Ramón Viñals.
Casos prácticos:
La experiencia de General Motors de México
Desde 2013, OnStar de México, una subsidiaria de General Motors Company, en conjunto con General Motors de México, ofrece un servicio personalizado de atención, seguridad y conectividad para asistir al conductor del vehículo con el sistema instalado.
La tecnología OnStar emplea sistemas celulares y satelitales para mantener una comunicación de voz y datos con el vehículo, y así poder asistir a los ocupantes en caso de accidente, así como servicios de emergencia, servicios remotos (como la apertura de puertas en caso de olvido de las llaves dentro del vehículo), asistencia y ubicación de la unidad en caso de robo, navegación paso a paso, diagnóstico de motor, transmisión, frenos, etc. Con sólo apretar un botón ubicado en el espejo retrovisor del vehículo, un asesor personalizado atiende al cliente en cualquier momento que lo necesita.
“El concepto de Internet de las Cosas nos aporta las ventajas de ofrecer diversos dispositivos conectados en un vehículo”, explicó Alfonso Monreal Velázquez, Director de Relaciones Públicas y Gubernamentales de OnStar en México. Dijo que los vehículos están provistos con una tarjeta SIM que realiza el enlace vía la red celular para contactarse con el Centro de Atención. De esta manera, en caso de accidente, por ejemplo, los sensores dispuestos en varias partes del vehículo reportan vía datos de qué lado fue golpeado, si hubo impactos múltiples o si se trató de una volcadura. Además, entra una llamada para preguntar si hay heridos para, en caso de solicitarlo, enviar un servicio de emergencia, ya que el sistema registra la ubicación donde se encuentra el vehículo.
Actualmente en México hay casi 75 mil vehículos con el sistema OnStar (en 26 modelos de las marcas Chevrolet, Buick, GMC y Cadillac) y se atienden unas 1,200 llamadas diarias en promedio, señaló el directivo.
La experiencia de Ferrovalle
Una de las prácticas mejor logradas en la aplicación del Internet de las Cosas en nuestro país la ha conseguido Ferrocarril y Terminal del Valle de México (Ferrovalle), una empresa que anualmente maneja unos 20 mil trenes para recepción y despacho de carga, aproximadamente un millón de carros de ferrocarril, casi 400 mil contenedores y 60 millones de toneladas de flete local.
Para gestionar estas cifras, la Dirección de Tecnologías de la Información, a cargo de Rubén Castillo Santistebe, puso en operación “Distancia Cero”, un proyecto integral tanto para el ferrocarril como para el área de TI, donde el “Internet de las Cosas ha permitido tener un control de la información en tiempo real para brindar mucho valor y funcionalidad a nuestros servicios”, afirmó el directivo.
Para ello, dijo, se han instalado sensores y actuadores en campo (en locomotoras, grúas, localidades o computadoras remotas) que están conectados mediante el IoT y que envían información a los servidores mediante la nube.
Toda la información de campo proveniente de etiquetas RFID, geolocalización, de los sistemas SCADA –que son sistemas de adquisición de datos en campo con protocolos de comunicaciones diversos– o de dispositivos móviles con Wi-Fi, entre otras fuentes, llega a los servidores y éstos comienzan a clasificar la información por eventos logísticos operativos, al tiempo que preparan la logística necesaria para armar o descargar un ferrocarril.
El proceso concluye cuando la información de ingresos y egresos por medio de un bus llega al ERP, para elaborar estados contables, financieros y de resultados. “Hoy hacemos estudios de diferentes tipos de modelación como, por ejemplo, investigación de operaciones con modelos lineales, polinomiales, modelos de series de tiempo, así como modelos estocásticos fundamentados en distribuciones de probabilidad utilizando la estadística descriptiva e inferencial para encontrar la mejor función de cálculo que nos dé el comportamiento de esos datos”.
Castillo resaltó que un 70% de los sistemas de TI con los que trabajan fueron desarrollados por personal de Ferrovalle. Esto les permite ofrecer productos a terceros, como el Centro de Control de Tráfico, el sistema de mantenimiento ligado a movilidad, el Sistema de Logística Intermodal –“único en México y acaso también en América Latina”– y el el ERP desarrollado por su área de TI. “Arquímedes dijo: ‘Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo’; en nuestro caso, la frase sería: ‘Denme un punto de referencia y podré estudiar el comportamiento de la información proveniente del IoT para transformarla en toma de decisiones’”, concluyó el CIO. (Para más información, ver artículo “En la vía del Internet de las Cosas”: https://iworld.com.mx/ferrovalle-en-la-via-del-internet-de-las-cosas/)
La experiencia de Grupo Salinas
El centro de datos es un espacio estratégico de enorme importancia para Grupo Salinas. Ahí se gestionan las transacciones de Banco Azteca y de las tiendas Elektra a nivel nacional, por ejemplo, que requieren una disponibilidad y continuidad de operaciones 24/7 todos los días del año. Para apoyar esta labor, se creó un área que está incursionando en la aplicación del Internet de las Cosas para dos elementos fundamentales de un centro de datos: energía eléctrica y aire acondicionado.
“Hemos identificado tecnologías para monitorear los equipos de energía y aire acondicionado en tiempo real, para tener la posibilidad de predecir su funcionamiento”, explicó Arturo Mejía, Gerente de Internet de las Cosas en Grupo Salinas. Este monitoreo permite la detección temprana de eventos de la infraestructura de servidores en el centro de datos y, mediante el uso de la analítica, se toma información para anticipar posibles fallas o evitar paros inesperados.
El mayor reto que han encontrado es que no hay nada escrito en IoT, “todo es nuevo, surgen opciones a cada instante y debes irlas descubriendo y probando, por lo tanto, el mayor desafío es la capacidad de cambio y contar con la flexibilidad necesaria para inventar y reinventar”, concluyó Mejía.
Por José Luis Becerra Pozas, CIO México