Existe un evidente interés de las organizaciones por ser más ágiles, competitivas y centradas en el cliente. Así lo señala el último estudio Pulse of the Profession, elaborado por el Project Manager Institute (PMI).
De acuerdo con este documento, en 2017 se confirmó esta tendencia tanto en asuntos de transformación ágil, como de PMO, los cuales están impulsando el cambio en los negocios. Tanto las personas, los procesos como la cultura corporativa se están enfocando en la búsqueda de una mayor agilidad y la demanda de una mayor innovación.
Según el informe, el 71% de las organizaciones entrevistadas confirma que utiliza enfoques ágiles para sus proyectos, a veces, con frecuencia o siempre. Del estudio se extrae que, en los últimos 12 meses, uno de cada cinco proyectos ha utilizado exclusivamente enfoques ágiles, y otros tantos ha utilizado enfoques híbridos o combinados. Además, esta implementación de metodologías ágiles tiene una incidencia directa en el retorno de la inversión de las organizaciones. Según el informe, las empresas ágiles incrementan los ingresos un 37 % más rápido, y generan un 30% más de ganancias frente a aquellas empresas que no se gestionan “ágilmente”.
Ventajas que se obtienen con Agile
Este incremento de las ganancias en las organizaciones viene derivado de una serie de beneficios ligados a la aplicación de las metodologías ágiles en la forma de trabajar de los equipos:
Entregas parciales. Las entregas en bloques permiten aprovechar mejor cada recurso y optimizar así las tareas de monitorización. La entrega final es el resultado de sumar varios entregables parciales, que ya han sido controlados varias veces.
Gestión rápida del cambio: al tratarse de procesos evolutivos, los miembros de los equipos pueden realizar cambios al momento, por lo que ya no es necesario esperar a que finalice la tarea para proceder a la modificación.
Priorización de tareas. Al jerarquizar el trabajo de un proceso, el director del proyecto sabe qué tareas tienen mayor importancia y cuáles de ellas no son prioritarias, secundarias o, incluso, prescindibles. Esta discriminación de tareas permite centrar esfuerzos en función de las necesidades.
Participación activa del cliente. El cliente puede participar directamente en las fases del proceso, proponiendo ideas y retroalimentando al equipo con opiniones sobre los resultados que se le van entregando progresivamente.
Las mejoras constantes que se realizan sobre el producto, derivadas de la aplicación de las metodologías ágiles, redundan directamente sobre el resultado del mismo de una manera muy positiva.
Redacción CIO México