Los CIOs de hoy tienen una interesante serie de decisiones qué tomar con el fin de mantener los servicios de TI en sus mejores niveles. En algunos casos, se quedan con la idea de que la nube es la solución a todos sus problemas y, si bien este modelo computacional es la respuesta a muchos de sus retos de negocios, es preciso decir que cada organización debe hacer una evaluación acerca de lo que necesita, cómo llevará a cabo la estrategia y hasta qué punto llegará.
Esto implica, por ejemplo, decidir dónde y cómo se entregarán los diferentes servicios, y decidirlo de forma independiente porque cada elemento tiene sus propias características y necesidades.
El concepto fundamental aquí es que optar por el cómputo en la nube es apenas el inicio del viaje, ya que la ubicación en este modelo no es un aspecto predeterminado.
Al decir “nube”, muchas personas pensarán en Amazon Web Services (AWS) y Azure, en cuyo caso su información está “en algún lugar”, desde donde brindan un modelo basado en nube, que es lo que realmente buscan las organizaciones.
Ubicación, un aspecto relevante
Entre las múltiples opciones de Cloud Computing, muchas incluyen características como la posibilidad de ofrecer autoservicio bajo demanda, rápida elasticidad, un servicio medido y más. Estos son factores relacionados con la forma en que se consume un servicio y tienen implicaciones sobre cómo éste es implementado detrás del escenario.
Lo que la mayoría de los tipos de cómputo en la nube no abordan es la ubicación, y si bien ésta pudiera parecer relevante –especialmente si hay datos sensibles–, en realidad no lo es tanto como tener claro qué servicios se están entregando por medio suyo y cómo se están entregando, ya sea en un centro de datos de clientes, mediante un proveedor de servicios o en una nube pública de hiperescala.
En algunos casos, las características del modelo pueden consumirse on-premise sin tener que hacer una migración al por mayor a la nube pública con un cambio implícito de ubicación. Uno de los mejores ejemplos de esto es Microsoft Azure Stack, que permite a las organizaciones tener una experiencia de Microsoft Azure completa bajo sus propios controles y decisiones con respecto a la ubicación. Asimismo, las empresas que han probado con tecnologías como OpenStack también están implementando el modelo de cómputo en la nube en sus propias ubicaciones y con sus propios recursos.
El resultado es que la cuestión acerca del modelo y la ubicación de un servicio de TI debe considerarse como parte del proceso para entregar la mejor oferta. Otro factor crítico es el nivel de disponibilidad que puede tener un determinado servicio.
En este sentido hay que preguntarse: ¿Dónde encontramos la mayor disponibilidad para un servicio: on-premise o en la nube? ¿Pueden los servicios gestionarse y mantenerse disponibles para cubrir las expectativas de las organizaciones, sin importar la forma en que se entreguen? ¿O el modelo de nube en realidad optimiza o degrada las opciones para mantener una carga de trabajo disponible?
Esto también se aplica a los modelos de servicio que usan cambios de ubicación de forma inherente. En su mayoría, los esquemas de software como servicio (SaaS, por sus siglas en inglés), plataforma como servicio (PaaS) e infraestructura como servicio (IaaS) implican que la ubicación no forma parte del entorno local (on-premise).
Servicio disponible y control de los datos
En estos casos también vale la pena que el CIO se pregunte si el servicio permanecerá disponible y si mantendrá el control de sus datos. La excepción estaría en organizaciones que funcionan de manera amplia como proveedores de servicios para sus clientes internos. Esto es común en universidades, por ejemplo. Puede haber un conjunto compartido de infraestructura que provea IaaS a los diversos departamentos en una universidad, aunque los grupos individuales pueden tener sus propios servicios.
En conclusión, la sugerencia para los profesionales de las TI es que vean la foto completa; es decir, el qué, el cómo, el por qué y el dónde, así como en quién recae la responsabilidad de administrar y mantener disponibles los datos y servicios. Cuando los CIO no lo ven así, la empresa corre el riesgo de no aprovechar apropiadamente el modelo de nube, lo que puede generar costos innecesarios, falta de disponibilidad y gastos operativos más altos.
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Por Rick Vanover, director ejecutivo de Estrategia de Producto de Veeam.