Toshiba aguarda la confirmación de que cuenta con el apoyo del gobierno chino para efectuar la venta de su unidad de chips de memoria. En caso contrario, la compañía japonesa se plantea cancelar la operación.
El año pasado, un consorcio liderado por la firma estadounidense de capital privado Bain Capital venció en una larga y polémica batalla por hacerse con la unidad de chips de Toshiba por un valor de 18,600 millones de dólares, después de que Toshiba la pusiera a la venta tras emplear miles de millones de dólares en costos excesivos de su unidad nuclear Westinghouse que provocaron una importante crisis. La fecha límite acordada era el 31 de marzo, ya vencida al no haber conseguido la aprobación de las autoridades antimonopolio de China.
“Toshiba tomó la decisión de que hay poca necesidad de la venta ya que no está en insolvencia”, informó el diario Mainichi, y agregó que la marca consideraría incluir la unidad si la venta no se realizara.
Toshiba recaudó 5.4 mil millones de dólares de una emisión de acciones a inversionistas extranjeros a fines del año pasado y ahora ha considera que no necesitaba realizar la venta.
Un portavoz de Toshiba señaló, no obstante, que la compañía todavía apuntaba a completar la venta lo antes posible. A principios de abril, el consejero delegado de Toshiba, Nobuaki Kurumatani, dijo que su compañía no usaría la opción de cancelar la venta a menos que hubiera un “cambio material importante” en las circunstancias.