La dinámica del proceso de selección es la tarjeta de presentación de una compañía ante los candidatos. Aquí me refiero a temas básicos: un claro formato del objetivo del puesto; definición y cumplimiento del cronograma de reclutamiento; buena estructura del flujo de comunicación con los candidatos y remuneración compatible con el mercado.
Cada cierto tiempo me topo con empleadores que se encuentran cara a cara con el profesional de sus sueños, pero al hacerle la propuesta final de empleo, se sorprenden con la noticia de que la competencia fue más rápida. Eso generalmente ocurre porque los profesionales guían sus propias carreras considerando temas que van más allá de lo financiero. Y en ese caso, muchos optan por trabajar en lugares que demuestran entender el valor de tener buenos profesionales en el equipo, incluso en el proceso de selección.
El consejo es: no frustres profesionales antes de que formen parte de tu equipo. Esa actitud tiende a romper la relación de confianza entre ustedes y pone en riesgo la reputación de la compañía.
Por esa razón, te invito a reflexionar sobre tres temas:
¿Tu empresa ya perdió algún profesional talentoso a raíz de un proceso de selección ineficiente o demorado?
Una encuesta de Robert Half reveló que 43% de los chilenos entrevistados aceptaron la oferta de un empleo que estaba en segundo lugar en su lista de prioridades porque el empleador de la primera opción tardó demasiado en contestar sobre la entrevista.
En promedio, ¿cuánto tiempo tarda el proceso de selección en tu empresa?
Los profesionales están cada vez más exigentes y demandan respuestas rápidas, como si vivieran insertos en una aplicación de mensajería instantánea. En el mercado actual, 40% de los candidatos están dispuestos a esperar dos semanas por una respuesta del empleador, y 43% esperaría hasta un mes.
¿Tu empresa ya midió lo que significa perder un profesional recién en el proceso de selección?
El 37% de los profesionales chilenos ya han esperado un mes o más por la respuesta de una entrevista de trabajo. Esa demora tiende a reflejarse en: perjuicio para la reputación de la compañía; sobrecarga del equipo interno; y paralización de actividades que dependen de ese nuevo profesional. Agrega a la lista la pérdida de tiempo y productividad del equipo responsable por el proceso de selección.
Las personas son el principal activo de una empresa y por eso el proceso de selección debe encararse como una acción estratégica del negocio.
¡Prioriza para ser prioridad!