El papel del principal responsable de TI está evolucionando, a medida que los procesos de transformación digital ganan peso en las empresas, y debe estar preparado para asumir nuevos roles. Así se acaba de poner de relieve en el encuentro CIO Perspectives efectuado en Boston, Massachusetts.
El evento organizado por International Data Group (IDG) –del cual CIO México es uno de sus partners–, sirvió como altavoz para que distintos líderes de sistemas compartieran sus puntos de vista sobre cómo ha evolucionado su trabajo y cuáles son sus aspectos característicos en la actualidad.
Una visión que se resume en el paso del “CIO controlador al CIO agitador”: de ser el que se limitaba a encargarse de que la infraestructura informática y tecnológica estuviese en orden, el responsable del departamento de TI ha adquirido una nueva posición como catalizador de la transformación digital en las organizaciones.
Esto se concreta en distintos aspectos, que van desde los propios sistemas a la cultura corporativa.
En el aspecto tecnológico, una de las claves que se apuntaron en el encuentro –y que definen el actual momento– es el aprovechamiento de los datos, para lo cual el primer movimiento es, básicamente, acabar con la estructura en silos para poder procesar y aprovechar la información.
Esto tiene dos vertientes: por un lado, está la visión tecnológica, en la que el CIO debe decidir en qué elementos se apoya para impulsar el cambio. Esto implica desde la decisión sobre el paso a la nube o el mantenimiento del centro de datos al conocimiento de –o la curiosidad hacia– nuevas herramientas, como la inteligencia artificial o el 5G, y de su potencial aplicación en la empresa.
Por otro lado está el financiamiento, ante la que se propone asumir un enfoque de maximización de las inversiones que identifique dónde se pueden ahorrar costes, qué se puede reciclar y qué se puede promover.
En este nuevo escenario, el CIO debe hacer gala de sus habilidades comunicativas para relacionarse con otros departamentos de la empresa y conocer de forma profunda todas las áreas de negocio y cómo se relacionan con sus competencias. Aquí se introduce una tendencia creciente: el empleo de pequeños equipos conectados que se encargan de desarrollar una hoja de ruta para la transformación tecnológica.
Esas mismas habilidades comunicativas resultarán esenciales en otro aspecto: el impulso al cambio cultural, sin el cual todo el proceso de actualización tecnológica puede llegar a encallarse o fallar.
Escuchar a trabajadores y clientes y hacerlo sin esperar a que sean ellos los que vengan a hablar amplía la cantidad de información con la que trabaja el CIO. Una acción que puede resultar clave para definir las necesidades y problemas concretos en los sistemas y en la interacción con los usuarios.