En el ámbito de la salud, uno de los campos en los que más se está trabajando es en el de las prótesis biónicas avanzadas. Con ellas las personas con determinadas discapacidades podrán paliar sus carencias y mejorar su calidad de vida. Por ello es importante que desde el principio se tengan en cuenta los riesgos de seguridad a los que están expuestos.
Al respecto, Francisco Cayuela, responsable de Allot para Latinoamérica, dijo: “las nuevas tecnologías nos están llevando a todo un nuevo mundo en lo que se refiere a dispositivos biónicos. Para los desarrolladores es de vital importancia colaborar con los proveedores de soluciones de ciberseguridad, haciendo que hipotéticos ataques contra el cuerpo humano sean imposibles”.
De acuerdo con el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) cada año se realizan en México 128 mil amputaciones de extremidades. A día de hoy hay 780,000 personas a las que les falta una extremidad y que cuentan con una prótesis.
La industria de los dispositivos médicos tiene un impacto creciente tanto en la economía de las naciones, como en la salud de los individuos. Según LiveMed Internacional, empresa en Educación Médica Continua en México, todo el sector salud equivale al 5.7 del PIB. A día de hoy la producción de dispositivos médicos alcanza un valor aproximado de 15 mil 220 millones de dólares. Para el 2020, se pronostica que estaremos llegando a los 20 mil millones de dólares, es decir un estimado 5.2 puntos porcentuales al año.
El mundo sigue asombrado con los avances en esta tecnología. Y no solo por las prótesis fabricadas con impresión en 3D, a las que hay que sumar las piezas corporales con inteligencia artificial o algunos microchips bajo la piel que permiten realizar acciones con un movimiento de mano. En el futuro puede que podamos implementar prótesis en nuestro cerebro para mejorar nuestra memoria. “A medida que más personas estén equipadas con prótesis conectadas, y los dispositivos en sí se vuelvan más avanzados, su ciberseguridad se antoja esencial”, aseguró Francisco.
Si el presente del sector ya tiene numerosas aplicaciones, en el futuro su potencial aumentará con la llegada del 5G, que permitirá que todos estos dispositivos estén conectados a la red y funcionen con algoritmos en la nube. La larga cadena de conexiones implicadas, el gran número de dispositivos inteligentes que estarán conectados y la posibilidad de que sea una inteligencia artificial la que intervenga en los dispositivos remotos, multiplica los posibles peligros.
Virus, equivocaciones humanas, sabotajes, vulnerabilidades informáticas y ciberataques dirigidos pueden afectar a una o varias partes de la cadena de flujo de datos y afectar a estos dispositivos, “las webs que administran los datos que recogen las prótesis conectadas pueden recibir ataques, aunque de momento no puedan afectar al movimiento de esas prótesis ya que éstas no reciben datos, por ahora se limitan a enviarlos, no obstante, es importante que estén conectadas a una red segura”, dijo Francisco Cayuela.
Las empresas dedicadas al diseño y fabricación de objetos y dispositivos conectados deberían desarrollar modelos que les permitieran detectar vulnerabilidades. Además de establecer un protocolo adecuado para, llegado el caso, gestionarlas y evitar males mayores.