Los Gobiernos de Italia, Alemania y Austria están incrementando el rastreo de ciudadanos mediante los datos de operadores móviles para frenar la expansión del coronavirus, según informa The Verge.
Con ello, además, tratan de hacer cumplir más exhaustivamente con las medidas de confinamiento y de monitorizar los movimientos de los ciudadanos que han dado positivo en la enfermedad para evitar más contagios.
Los datos, que son anónimos y agregados, permiten hacer gráficas de los movimientos de la población para delimitar las ‘zonas calientes’ en las que el virus se ha hecho fuerte. Se trata, según Reuters, de un enfoque menos invasivo que el adoptado por países asiáticos como China, Taiwán o Corea del Sur –este último, uno de los abanderados en la lucha contra la pandemia– que utilizan los smartphones para controlar a los contactos de las personas que han dado positivo.
Por ejemplo, en Alemania se utiliza esta información para saber si las comunidades de vecinos están cumpliendo con la cuarentena, ya que teme que, si no se cumplen las medidas, pueda haber hasta 10 millones de infectados en los próximos tres meses. En Italia, la región de Lombardía está utilizando los datos para limitar los movimientos de las personas a más de 300 metros y en Austria se valen de una herramienta, que cumple con el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), que restringe el procesamiento de datos personales si no hay consentimiento explícito de los usuarios.
Estas actividades han levantado polémica entre varios grupos de defensa de la privacidad, que son escépticos, además, sobre la utilidad de estas prácticas en tiempos de crisis. “Si los ciudadanos lo saben, bastaría con dejar el teléfono en casa”, asegura una de las asociaciones al medio.