La crisis ligada al COVID-19 está enfrentando a las empresas a diversos retos que se presentan simultáneamente.
Entre estos retos destacan las limitaciones en la producción y en el acceso a materias primas; la disminución de la demanda; la depreciación del tipo de cambio, y las restricciones de cobranza, las cuales provocan un flujo de efectivo operativo disminuido (en el mejor de los escenarios) o negativo, en cuyo caso se requiere la inyección de recursos nuevos (deuda o capital) o procesos de refinanciamiento para estabilizar el flujo de efectivo y continuar con la operación.
Cada uno de estos retos representa potenciales efectos para los compromisos operativos y financieros a corto y mediano plazo de las empresas, de acuerdo con Federico Hernández, Socio de Finanzas Corporativas, y Alejandro Ortega,
Director de Deal Advisory, quienes laboran en la firma de de auditoría, impuestos y asesoría KPMG en México.
En un artículo de opinión, hacen referencia al estudio Perspectivas de la Alta Dirección en México 2020, realizado por KPMG, el cual señala que 51% de la Alta Dirección afirma que requerirán financiamiento externo para consolidar su crecimiento durante 2020, y la primera opción para allegarse recursos serían las instituciones financieras (con 72% de las respuestas).
Sin embargo, el 40% de los directivos encuestados dijo no contar con un plan integral de administración de riesgos, lo cual resulta relevante ante la emergencia global que se vive.
En opinión de Hernández y Ortega, “es importante analizar la situación actual de la empresa para plantear escenarios futuros y determinar si se cuenta con la capacidad para hacer frente a compromisos financieros”, y si se está en posición de cumplir con los términos, condiciones e indicadores firmados con las diferentes entidades a las que se recurrió como fuentes de financiamiento.
¿Cómo lograr un proceso exitoso de refinanciamiento? Los especialistas de KPMG exponen los 4 puntos más relevantes para lograrlo:
1. Análisis de la situación actual
Es importante tener claridad con respecto al flujo de efectivo disponible, es decir, cuáles son los ingresos realizables a corto plazo, y contrastarlos con los compromisos operativos, necesidades de capital de trabajo, inversiones y obligaciones financieras a corto y mediano plazo.
El resultado de este análisis ilustrará a detalle la liquidez necesaria de la empresa en los próximos meses, así como el monto necesario de financiamiento y los posibles escenarios de refinanciamiento.
2. Generación de efectivo y fuentes de liquidez
El manejo de efectivo y su acumulación es un tema crítico y que debe tener la mayor prioridad. Además, resulta crucial buscar y concretar fuentes alternativas de liquidez a corto plazo, tales como:
- Disponer y ampliar líneas de crédito actuales y adicionales.
- Renegociar contratos de arrendamiento (oficinas, maquinaria, entre otros).
- Vender activos no estratégicos.
- Reestructurar contratos de crédito.
3. Comunicación proactiva de escenarios de refinanciamiento
En aras de construir un proceso de reestructura en un lapso aceptable, es ampliamente recomendable que la comunicación con las instituciones financieras sea proactiva, transparente y concreta en cuanto a solicitudes (plazos de gracia, cambio de denominación, nueva estructura de amortización, quitas, entre otras).
Dichas solicitudes deben estar acompañadas de información clara, suficiente y sustentada, así como de herramientas útiles como estudios de mercado, modelos financieros que reflejen los escenarios de reestructura y la posibilidad de repago de la deuda, análisis de capital de trabajo y garantías, entre otros.
4. Fuentes alternativas de financiamiento
Hernández y Ortega señalan que durante la contingencia será complicado acceder a créditos de instituciones financieras, en especial para los sectores más afectados. “Es muy probable que la fórmula para lograr un proceso exitoso de reestructura incluya mayores garantías o inyecciones de capital”.
Por ello aconsejan abrir la puerta a fuentes alternativas de financiamiento como son fondos de capital privado, fondos de deuda mezzanine, family offices, inversionistas privados y banca de desarrollo, para plantearles la posibilidad de acceder a capital o estructuras de financiamiento creativas.
Finalmente, señalan que es necesario comunicar las conclusiones y escenarios de refinanciamiento de manera transparente, oportuna y proactiva a las instituciones financieras, a fin de favorecer negociaciones exitosas en un tiempo relativamente corto; todo ello, con el fin de salvaguardar la continuidad del negocio.
Desde el punto de vista de las instituciones financieras, el desafío consistirá en analizar caso por caso en la realidad financiera, económica y de mercado que estamos atravesando, y negociar los contratos originales de manera empática, a fin de lograr un acuerdo que beneficie a todas las partes. Cada uno de los involucrados en el proceso de reestructura deberá tener claro que el margen de maniobra es reducido, y que el mejor camino es una negociación positiva para todos.