La pandemia de COVID-19 ha impactado de manera multisectorial, pero en el caso de las telecomunicaciones ha apremiado la disponibilidad, robustez y fortalecimiento de las redes para dotarlas de capacidades para la creciente transmisión de datos cursados por los usuarios.
Ello incentiva a transitar a la más reciente generación de servicios de telecomunicaciones (5G) que promete una multiplicidad de beneficios. Por ejemplo, un incremento en la productividad y velocidad de procesos computacionales, la innovación y desarrollo tecnológico en sectores como salud, educación, agricultura, seguridad, energía y comercio, entre otros.
Una revisión de cronogramas de despliegue y desarrollo del 5G en países de Latinoamérica revela su postergación sobre la ya de por sí tardía instrumentación, incluido el aplazamiento en la puesta a disposición de las frecuencias del espectro radioeléctrico, necesario en esta evolución tecnológica. Ello ha provocado una revisión de los mapas de ruta y estrategias sectoriales en el corto y mediano plazos, con la actual incertidumbre y contracción económicas.
Algunos casos de la región
En Latinoamérica, la crisis sanitaria actual se ha convertido en una económica también, por lo cual los operadores y reguladores están revisando la capacidad financiera para realizar la inversión requerida y poder desplegar estas redes.
Este es el caso de países como Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y México donde los planes de licitación se han prorrogado, aunque se espera se emitan los proyectos para la puesta a disposición del espectro para 2021.
En Colombia, el avance en la ejecución de su hoja de ruta para la transición a 5G, previo a la pandemia, ha permitido la continuidad de la fase de pruebas durante ésta. Sin embargo, es prácticamente imposible que la licitación de frecuencias en la banda de 3.5 GHz ocurra este año, a pesar de que los pilotos tengan éxito.
Otros países han concedido derechos temporales del espectro para hacer frente al alza actual en el tráfico de datos, ahí encontramos el caso de Perú.
Uruguay y Puerto Rico se encuentran a la delantera en el despliegue de 5G, al ofrecer ya estos servicios de manera comercial. Aunque su despliegue y adopción son limitados todavía, se anticipa que se aceleren durante el resto del presente año y en 2021.
Todo ello amerita reencauzar, acelerar y asistir los esfuerzos para retomarlos con mayor celeridad y empeño y consecuentemente, fomentar la llegada de esta tecnología en los próximos años.
Desequilibrio competitivo por tenencia anticipada de espectro
En días recientes, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de México autorizó, de forma incondicionada, la venta por parte de Axtel de los derechos de explotación de 50 MHz de la banda de 3.5 GHz a Telcel, operador preponderante de telecomunicaciones.
Lo anterior, se suma a la cesión de derechos de 50 MHz en la misma banda que realizó Telmex a Telcel en abril pasado.
Esto si bien urge a que el regulador licite las frecuencias disponibles, genera un nuevo desequilibrio competitivo desde el terreno espectral, al dotarle a un operador con excesivo peso de mercado, la posibilidad de desarrollar de manera anticipada servicios 5G.
Esta es la segunda ocasión que sucede esto, la primera fue al autorizar la cesión de derechos de 60 MHz en la banda de 2.5 GHz para proveer servicios de 4.5G.
Las restricciones que hoy le aplican en otros ámbitos deberían ser implementados en esta materia, que hoy ya deja en ventaja nuevamente al operador preponderante frente a sus competidores.