La inestabilidad económica que provocó en todas las esferas de la sociedad la crisis sanitaria en curso planteó cambios y nuevos retos a un gran número de organizaciones. Desde enviar a sus colaboradores a trabajar a casa y abrir sus sistemas empresariales, hasta reforzar su seguridad y encontrar nuevos y diversos medios para seguir colaborando con socios de negocios y mantener el flujo de su cadena de suministro, fueron las reacciones inmediatas para acelerar su digitalización y su migración a la nube.
En el actual contexto, la demanda de servicios provistos desde la nube se ha incrementado exponencialmente. Las videoconferencias y plataformas de colaboración virtual, por ejemplo, se han convertido en un mecanismo para mantener la productividad y la interacción entre empresas y empleados, en tanto que el almacenamiento, el procesamiento de cargas de trabajo y las funciones de misión crítica se han vuelto ubicuos y están contribuyendo de forma importante dar continuidad a los negocios.
La nube, una vez más, está brindando la flexibilidad y la escalabilidad que las compañías requieren para crecer y operar en tiempos de bonanza, pero también para responder y sobrevivir en épocas de crisis, ya sea un desastre natural, una alteración económica o una pandemia como la actual.
Complementadas por una seguridad robusta, estas características brindan también la escalabilidad necesaria capaz de adaptarse a la demanda de recursos de cómputo y procesamiento –que puede elevarse o reducirse repentinamente– en un momento en el que la incertidumbre impera y las organizaciones tienen dificultades para predecir el entorno en el que trabajarán mañana, la próxima semana o en los siguientes meses.
La multinube (multi-cloud), la nube híbrida, y la amplia gama de opciones por mencionar algunas, plataforma como servicio (PaaS), software como servicio (SaaS), infraestructura como servicio (IaaS) y seguridad como servicio, por mencionar algunas, han sido estratégicas para sectores como banca, retail, consumo, educación, telecomunicaciones y manufactura, entre otras.
Si bien múltiples tecnologías e innovaciones se han conjugado para afrontar las crisis sanitaria, económica y social, la nube ha tenido un papel crucial en este proceso. Algunos ejemplos de esto, y que podemos literalmente palpar, incluyen el despegue del comercio electrónico, la reactivación progresiva de las cadenas de suministro, encontrar transportes alternativos para mover mercancías y alimentos a todos los puntos del planeta; migrar prácticamente todas las transacciones bancarias a portales y aplicaciones móviles; brindar educación virtual a millones de estudiantes; así como ofrecer servicios de conexión continuos.
La nube puede ser compleja. La buena noticia es que las organizaciones han reaccionado rápidamente y desplegado una estrategia para la implementación de cloud que cubre áreas clave como las de datos, la seguridad, la automatización y la colaboración. Asimismo, su capacidad de reacción y adaptación les ha permitido también considerar aspectos fundamentales para acelerar la ejecución de dicha estrategia.
Así, coordinaron el talento técnico necesario, promovieron una cultura empresarial entre sus colaboradores, lo cual es vital para el éxito, se hicieron de la tecnología fundamental para facilitar la transición a la nube, y se aliaron con proveedores cloud establecidos en el mercado, así como con asesores y consultores.
Ha sido, pues, una coordinación expedita, cercana y estrecha entre todas las partes para capitalizar todas las ventajas que ofrece desde siempre la nube, y que crea las mejores condiciones posibles para encarar al nuevo panorama mundial que se abre ante sus ojos.
Escuchamos con insistencia sobre una nueva normalidad a la que todos nos tendremos que adaptar en el futuro. No obstante, las organizaciones de todas las industrias están trabajando desde ya para afrontarla el acelerar su transformación digital e integrar tecnologías e innovaciones como la nube, para escribir su propio destino.
–María Rosa Casillas, Socia Líder de Cloud Engineering en Consultoría, Deloitte México