El pasado 12 de marzo la World Wide Web (WWW) cumplió 31 años. Prácticamente al mismo tiempo se desataba la pandemia de la COVID-19 con la consecuente crisis económica y social en la que todos los países del mundo están inmersos en mayor o menor medida. Pero si hay un hecho objetivo es que sin la conexión a Internet y, por supuesto, sin el acceso a la WWW (que es la tecnología que permite navegar a través de páginas web y acceder a un sinfín de contenidos y servicios), el complejo escenario en el que habitamos habría sido muy distinto. Sobre ello, y sobre la necesidad de reconocer el acceso a la Red como un derecho humano, reflexionó Tim Berners-Lee, creador de la WWW, en un encuentro celebrado este miércoles en el Parlamento Europeo.
“Imaginen una crisis como ésta, pero sin la red. Con el acceso a la Web, los empleados pueden trabajar desde casa y mantener las economías a flote; los gobiernos y otros actores pueden difundir información vital sobre la salud; las familias pueden mantenerse en contacto; los estudiantes, si tienen suerte, pueden mantener su educación intacta y sus sueños vivos aprendiendo en línea. En esta crisis, para quienes la tienen, la Web no es un lujo. Es un salvavidas”, aseveró.
Tras recordar cómo ideó este invento que ha cambiado el mundo por completo, Berners-Lee dijo que siempre tuvo claro que “la Web no debería ser propiedad de ningún individuo, corporación o gobierno. Tenía que pertenecer a todos”.
Para el tecnólogo “no es sólo una tecnología. Es conocimiento, es oportunidad, es empoderamiento. Es fundamental para la vida en el mundo de hoy”. Por ello, instó en Bruselas, sede del Europarlamento, a que se reconozca el acceso a Internet como un derecho humano con el objetivo de que se pueda “garantizar que sea segura y empodere a todos”.
De hecho, la fundación que lidera (la Web Foundation), desarrolló lo que denomina ‘Contrato para la Web’, un plan de acción global para lograr que el mundo online sea seguro y que empodere a todos. Un proyecto que han firmado ya más de 1,300 empresas (Microsoft, entre ellas) y organizaciones de la sociedad civil (como Reporteros sin Fronteras) y que han apoyado públicamente gobiernos como el francés, el alemán, el italiano y el español. “Les pido que se unan a esta lucha por la Web que queremos, respaldando el Contrato por la Web y trabajando con nosotros para lograr esta visión”, señaló Benders-Lee ante el presidente del Parlamento, David Sassoli, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el profesor Romano Prodi, presentes en el acto.
La COVID-19 amplía las desigualdades entre los que están conectados y los que no
Vivir esta pandemia sin la red es, recordó el ingeniero, la realidad de casi la mitad del mundo. “Unas 3,500 millones de personas todavía no tienen acceso a Internet”. Para cuando lo hagan, será más allá del año 2050, “muy lejos del Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de lograr la conectividad universal”. El experto también recordó que los hombres tienen un 21% más de probabilidades de estar online que las mujeres, “una cifra que se eleva al 52% en los países menos adelantados del mundo”.
Por todo ello, insistió Berners-Lee, “a medida que la crisis de la COVID-19 profundiza las desigualdades entre los que están conectados y los que no lo están, debemos acelerar la construcción de un mundo en el que todos —especialmente las mujeres y las niñas— puedan acceder a Internet. Para ello, debemos reconocer el acceso a la Web como un nuevo derecho humano y trabajar para cerrar la brecha digital como una prioridad internacional”.
Finalmente, destacó que en este camino hay que hacer frente a los riesgos que entraña el uso de la Web, que no sólo atañen a la privacidad sino también “a nuestra democracia, nuestra salud y nuestra seguridad”. Por ello, “debemos construir un mundo digital mejor, más seguro y con más poder”, concluyó.
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