La pandemia de la COVID-19 y su contexto social son el escenario perfecto para que la cibercriminalidad siga en auge. ¿Qué ha cambiado para los delincuentes? La pandemia se ha convertido en una oportunidad, según un reciente reporte de seguridad de ESET Latinoamérica, el 60% de las empresas en la región afirmó haber sufrido al menos un incidente durante el último año. “Los cibercriminales han intensificado sus esfuerzos con un claro objetivo lucrativo: desde engaños de ingeniería social, phishing o ransomware hasta campañas de desinformación y fake news. Sin obviar, por supuesto, los delitos sexuales, una amenaza que aumenta con la escolarización remota y con el tiempo que pasan los menores conectados sin supervisión”, explicaron docentes de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicaciones de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Dado que la COVID-19 continúa persistiendo en todo el mundo, es muy probable que se produzca un aumento adicional de los ciberdelitos en los próximos meses. Atraídos por la vulnerabilidad de los sistemas de trabajo en remoto y el potencial de un mayor beneficio financiero, es posible que los ciberdelincuentes desarrollen modo operandi más avanzados y sofisticados.
Prevención y denuncia
Los expertos en ciberseguridad de la UOC, brindan algunos consejos esenciales para evitar ser víctimas de un ciberdelito: ignorar los enlaces que llegan en correos electrónicos sospechosos, usar contraseñas seguras, habilitar la autenticación de dos factores para las cuentas confidenciales y confiar solo en las actualizaciones proporcionadas por las organizaciones sanitarias oficiales.
Además, aconsejan denunciar siempre de los casos de ciberdelincuencia: “no informar puede obstaculizar una investigación policial más amplia. Cuantas más víctimas denuncien un delito, más datos podrán recopilar las autoridades policiales y, por lo tanto, es más probable que se puedan establecer conexiones entre diferentes delitos”, afirmaron los expertos de la UOC. Para ello, se debe reforzar la prevención y desarrollar una cultura de empatía y transparencia para proteger a las víctimas y evitar su revictimización.
Tendencias que indican un aumento de la ciberdelincuencia:
1- El 60% de los hogares en América Latina cuentan con internet.
2- Alrededor de 155 millones de personas en América Latina realizan compras por internet.
3- El 39% de las organizaciones no cuenta con políticas de seguridad y apenas un 28% clasifica su información, según datos de We Live Security.
4- El cibercrimen le cuesta a América Latina alrededor de $90,000 millones de dólares al año, según LACNIC.
5- Con la situación provocada por la pandemia de la COVID-19 se ha detectado un aumento de los ataques cibernéticos mediante: Spam, Phishing, Malwares disruptivos, Malware de recolección de datos, Dominios malignos, Ataques BEC, Fake news.
6- Con la instauración del teletrabajo a escala mundial, aumenta la exposición al riesgo, y los fallos de seguridad de los sistemas pueden ser aprovechados para cometer delitos.
7- Nuevos objetivos: Grandes empresas, infraestructuras esenciales y gobiernos, juegan un papel fundamental en la respuesta a la pandemia, para maximizar el alcance del daño y los ingresos económicos.
8- Nuevas oportunidades delictivas: el creciente uso de internet para las relaciones sociales genera nuevos riesgos, relacionados con actividades como el sexting.