Se ha abordado el tema de la mujer y su relación con el trabajo desde perspectivas de desigualdad en oportunidades laborales y acceso a los mismos niveles de desarrollo económico comparando el mismo escenario con cargos desempeñados por hombres, en donde ya vamos tarde para reducir la diferencia que esto representa.
Según el informe global de brecha de género del Foro Económico Mundial en 2021(1), a medida que el impacto de la pandemia por COVID-19 continúa sintiéndose, el cierre de la brecha global de género aumentó, en una generación, de 99 años a 135 años.
En México, después de avanzar 25 posiciones de 2018 a 2020 ocupando el lugar 25, en 2021 retrocedimos al lugar 34.
En los próximos años podríamos hacer un cambio mediante la educación, la información y políticas más abiertas que den paso a oportunidades que permitan equidad de género, hasta llegar al punto de que sea totalmente irrelevante siquiera mencionarlo.
Como seres humanos, tomamos decisiones importantes desde muy jóvenes, siendo éstas trascendentes para el futuro de nuestra vida. A veces decidimos con más miedo que certidumbre, seguramente hoy mucho más informados y tenemos que dar el paso, aunque a veces éste no sea el correcto. Tal es el caso de cuando escogemos nuestra carrera o si emprendemos o trabajaremos para una empresa.
La mujer, además de lo anterior, decide si tendrá hijos, desarrollará su carrera o una mezcla de ambas. Por lo que el rol de ser proveedora, sin renunciar a las otras obligaciones, hace que se aborde el desarrollo de competencias de la mujer desde la perspectiva donde ella trabaja en casa, sin horario, para dar prioridad al desarrollo de la familia y como complemento, el desarrollo de su carrera y la generación de ingresos.
Por otro lado, hay mujeres que decidieron desarrollar su vida profesional y en la actualidad la mujer no quiere ser más un “copiloto”: tiene deseo de ser ella quien maneje el avión, dejar de ser la compañera del arquetipo y convertirse en la protagonista de su propia historia.
Esto me lleva a pensar que actualmente el desarrollo de habilidades que proveen valor en el emprendimiento o desarrollando carrera dentro de una empresa no están asociadas al género, y como ejemplo tenemos las siguientes:
- Administración del tiempo.
- Pensamiento crítico.
- Planteamiento de objetivos claros, medibles y alcanzables.
- Liderazgo y toma de decisiones.
- Capacidad de negociación e influencia.
- Entendimiento del entorno económico.
- Resolución problemas complejos.
El acercamiento de la mujer con la tecnología siempre tendrá diferentes enfoques, hoy en día hay una gran oportunidad en las siguientes necesidades que vienen del mercado:
- Hay una relación de áreas funcionales como recursos humanos, medicina, educación, bioquímica, Etc. que entendiendo como funcionan los procesos desde adentro, pueden ser apalancadores de la tecnología para la resolución de problemas, integrando herramientas de colaboración, videoconferencia, agregando soluciones de nube que ponen a disposición información esencial para la toma de decisiones en contratación de personal, aprovechamiento de contenido, generación de prótesis, etcétera.
- La Inteligencia Artificial, la realidad virtual y la automatización requieren habilidades de programación, donde hay una enorme oportunidad de desarrollo de nuevos productos y servicios.
- El manejo de redes sociales enfocado a desarrollar campañas de marketing y venta de productos a través de plataformas, dan la opción no sólo al manejo de campañas sino a la venta directa a través de tiendas virtuales.
- Proveer educación a distancia de manera profesionalizada, da un sinfín de temas a desarrollar a diferentes niveles y edades.
Sin duda, hay mucho por hacer en nuestra sociedad y en la cultura en la que hemos vivido por años. Lo que está en nuestras manos es cambiar el enfoque, quitar los anclajes que existen en torno a definir actividades y alcances económicos tomando como referencia el género. La tecnología es un excelente aliado para la reprogramación del pensamiento basándose en hechos y resultados liderados por las mujeres que quieran seguir impulsando a otras mujeres para que brillen en el mismo universo de oportunidades con su propia luz.
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Omar Peláez, Arquitecto de Colaboración en Cisco México.