Un informe trimestral de Gartner refleja que la desaceleración macroeconómica ha pasado a ser uno de los cinco principales riesgos entre los altos ejecutivos.
La desaceleración macroeconómica ha pasado a ser uno de los cinco principales riesgos entre los altos ejecutivos, según el último Informe de Riesgos Emergentes de Gartner, que encuestó a 330 altos ejecutivos en el primer trimestre de 2022.
“El entorno macroeconómico ya era desafiante antes de la invasión rusa de Ucrania, marcado por la inflación persistente y los cuellos de botella en la cadena de suministro, que siguen sin resolverse en gran medida”, ha reconocido Matt Shinkman, vicepresidente de la práctica de Gartner Legal, Risk & Compliance. “Los ejecutivos se enfrentan ahora a una serie de riesgos contra los que es difícil planificar, incluidos los efectos de contagio de la guerra en Europa, el agresivo endurecimiento del Banco Central y la continua presión COVID-19 sobre el crecimiento en los principales mercados mundiales”.
Hasta este trimestre, la recesión económica todavía no se había constituido como uno de los cinco principales riesgos emergentes. Por el contrario, los nuevos modelos de ransomware, con mayor urgencia debido a la invasión rusa de Ucrania, y el talento postpandémico se mantuvieron como los principales riesgos emergentes en general, en línea con los resultados de los dos trimestres anteriores.
El riesgo de una desaceleración macroeconómica tiene tres causas fundamentales que lo han llevado al primer plano de la mente de los ejecutivos a principios de 2022:
· Subidas de los tipos de interés de los bancos centrales: la Reserva Federal y otros grandes bancos centrales han adoptado una postura agresiva que ha suscitado la preocupación por una corrección del mercado y una menor liquidez general en los mercados mundiales.
· La invasión rusa de Ucrania: el temor a los efectos de contagio ha crecido a medida que la guerra continúa y ha impulsado las preocupaciones de mayor nivel sobre un restablecimiento económico mundial y los efectos imprevisibles de la desglobalización.
· Variantes del COVID-19: la presencia persistente del COVID-19 y la posibilidad de nuevas variantes sigue limitando el acceso al mercado mundial y restringiendo el crecimiento económico.
La preocupación por una desaceleración económica se sintió con mayor intensidad en algunos de los sectores más sensibles desde el punto de vista económico, como el de consumo discrecional, el de materiales básicos y el de servicios financieros, en los que el 75% o más de los encuestados de la industria lo señalaron como un riesgo principal. El riesgo de desaceleración económica fue calificado como el más alto a nivel regional en la región de Asia-Pacífico.
Shinkman ha señalado asimismo que la posibilidad de que se produzca una desaceleración económica tiene implicaciones significativas para los equipos de gestión de riesgos empresariales (ERM) que pueden haber planificado inicialmente una postura de riesgo organizacional más agresiva este año en previsión de una recuperación económica y de la disminución de los impactos de la COVID-19.
“Los responsables de ERM deben trabajar con sus socios comerciales para reajustar muchos supuestos que se produjeron antes del estallido de la guerra y la confirmación del agresivo endurecimiento cuantitativo”, ha admitido. “Si no se ajustan los planes a estas nuevas realidades, las organizaciones se enfrentan a un equilibrio de riesgo de apetito que podría hacer que asuman demasiado riesgo o que no estén preparadas para las oportunidades que presenta una recesión”.