La telefonía personal se ha vuelto una parte tan importante de la sociedad que, la cantidad de dispositivos móviles (incluyendo teléfonos celulares convencionales, smartphones y tabletas) prácticamente duplica la población del planeta tierra. En México el panorama es similar: 75% de los habitantes cuenta con un teléfono celular, de los cuales nueve de cada 10 son dispositivos inteligentes.
El creciente universo de computadoras, smartphones y tabletas ha generado un desafío considerable en términos de conectividad, demandando la modernización de la industria de telecomunicaciones.
Los centros de datos han jugado un papel sustancial en esta transición, fungiendo como la infraestructura clave para soportar el inconmensurable volumen de datos que se procesan, almacenan y transmiten a través de la red. Esto ha elevado significativamente el número de estas instalaciones, al grado que se calcula que actualmente existen casi 7.2 millones de centros de datos alrededor del globo.
Sin embargo, la expansión del universo de dispositivos conectados va más allá del uso personal. Se estima que para 2025 habrá arriba de 27,000 millones de conexiones provenientes de dispositivos de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), los cuales no solo implican un mayor volumen de equipos en internet, sino también aumentos en el tráfico web.
El IoT es mucho más que las luces inteligentes, los asistentes de voz que nos cuentan las noticias de la mañana o las pulseras que nos dicen cuántos pasos dimos durante el día. Todas las industrias pueden y están trabajando para beneficiarse, de una u otra manera, de las soluciones de automatización, muchas de las cuales emplean sensores conectados para realizar acciones programadas: desde un brazo mecánico encargado de ensamblar automóviles en una planta en Guanajuato, hasta los sistemas de riego automático para el cultivo de habanero en Yucatán, por ejemplo.
Y es justo en la medida en que distintos sectores adopten este tipo de soluciones que será cada vez más relevante contar con una infraestructura de red robusta, confiable y eficiente para habilitar los retos de la era de la datificación. Pese a que la saturación e insuficiencia de la infraestructura de red, no es lo mismo perder la conexión por dos minutos cuando se trata de ver una serie de televisión en streaming, que cuando hablamos de la apertura automática de una presa o el mantenimiento de una central eléctrica.
Para lograrlo, la industria de telecomunicaciones tiene una palabra clave: diversificación. Aunque en términos técnicos la topología de red funciona de forma similar en cualquier implementación, las conexiones de IoT pueden aprovechar los beneficios de frecuencia y latencia que ofrecen los servicios Edge; mientras que los dispositivos de uso personal y empresarial pueden beneficiarse de infraestructuras como las provistas por los centros de datos, capaces de soportar implementaciones de red de siguiente generación, como es el caso de 5G para bandas móviles y WiFi 6 en cuanto a redes fijas.
Mientras que los centros de datos fungen como ubicaciones de alto desempeño que brindan servicios de comunicación y conectividad a múltiples locaciones, el cómputo Edge o cómputo en el borde busca ubicar el procesamiento y almacenamiento de los datos producidos por dispositivos y aplicaciones lo más cerca de su origen.
El cómputo en el borde retoma en parte la promesa de seguridad y control que ofrecían las conexiones LAN, pero con las capacidades de desempeño, agilidad y versatilidad de la nube. Hablamos entonces de contar con un dispositivo dedicado on-premise: espacio de memoria en el propio dispositivo IoT, una computadora o un servidor especializado en sitio, para implementaciones que requieren mayor velocidad de respuesta o privacidad de la información; una versión en miniatura de los grandes clústeres de servidores que emplean los centros de datos.
Tal ramificación busca abrir la puerta a más proyectos de digitalización y automatización, dando no solo diferentes espectros a las conexiones machine-to-machine (M2M), sino también una infraestructura propia que les permita desenvolverse a su propio ritmo y características.
Más allá de incentivar la innovación, tecnologías como el cómputo en el borde o los centros de datos están habilitando nuevas oportunidades para todos los sectores productivos, desde la manufactura hasta el gaming. La importancia de establecer infraestructuras de red ya no solo estables, sino escalables e inteligentes, implica un reto mayúsculo para los proveedores de telecomunicaciones. Uno casi tan grande como la oportunidad que tienen para revolucionar el mundo como lo conocemos.
–Hiram Monroy, director de Commercial Sales para AMD en México, Centroamérica y el Caribe