Ante el actual panorama de exposición al fraude al que se enfrentan todas las instituciones financieras, la firma de pagos globales BPC destacó la importancia de enfrentar esta problemática con soluciones modernas que atiendan mejor la vida transaccional de las personas, en un entorno protegido y confiable tanto para consumidores como para comercios.
Para Daniel Hernández, Business Development Director y Country Manager México de BPC, “los bancos y fintech apuestan por la inversión y modernización de infraestructura para ofrecer métodos de pago capaces de atender las necesidades actuales de las personas, pero también necesitan mitigar el riesgo de fraude, analizar cada transacción en tiempo real, para así ofrecer un modelo que sea seguro y transmita confianza dentro de una población que crece en adopción; pero que también necesita confiar en el sistema”.
Las fintech o neobancos, debido a su naturaleza tecnológica y digital, tienen la posibilidad de afrontar el fraude de manera inmediata con una solución en la nube, sin tener que recorrer toda la trayectoria a la que se enfrenta una entidad bancaria tradicional, la cual tiene más retos al reemplazar sus sistemas legados para lograr una postura moderna y actualizada en materia de fraude.
BPC identificó cinco beneficios de que las instituciones financieras adopten una solución tecnológica para prevenir el fraude en los pagos digitales:
- Monitoreo de transacciones: Es fundamental para ayudar a los emisores, adquirentes y otros a detectar y prevenir el fraude en todos los canales de pago. Supervisar el 100% de las transacciones en tiempo real permite detener el fraude antes de que ocurra, mediante un motor basado en tecnología que realiza perfiles estadísticos a cualquier nivel: cliente, cuenta, tarjeta, terminal, comercio o dispositivo.
- Detectar y prevenir: Bancos y fintechs deben proteger los diferentes canales de pago en tiempo real y hacer perfiles estadísticos de tarjetas, terminales, comercios o dispositivos. Existen herramientas que ofrecen parámetros de observación como la ubicación de la compra o validaciones más sofisticadas basadas en el perfil histórico del comportamiento de la tarjeta y que son capaces de identificar cuando una transacción es sospechosa, poniéndose automáticamente en contacto con el cliente a través de diferentes canales como mensajes de correo electrónico y notificación vía SMS.
- Servicio al cliente: Resulta primordial tener una tecnología proactiva con los usuarios, donde se logre convertir una situación sensible para el cliente en una experiencia positiva de cara al usuario final.
“Las entidades financieras deben incorporar mecanismos de automatización y analítica para la validación de la identidad de los usuarios. Entender cómo se comportan los diferentes productos de un cliente como cuenta de ahorros, tarjetas de crédito, préstamos, pagos a otras entidades, etc., suministra información valiosa que puede proteger y prevenir posibles riesgos de fraude”, explicó el directivo.
- Desmitificar los datos complejos: Una solución que administre de buena manera el fraude y que se destaque por su fácil adopción por parte de diferentes proveedores transaccionales de la industria, sin duda ayuda a blindar la experiencia de instituciones y sus clientes, enfrentando de mejor manera la problemática de fraude.
- Marco regulatorio: Es importante que el producto que permita prevenir el fraude se encuentre basado en la norma de Seguridad de Datos para la Industria de Tarjeta de Pago (PCI DSS), la cual tiene como objetivo reducir el fraude relacionado con las tarjetas y además permite incrementar la seguridad de los datos que intervienen en las transacciones online.
“Si no existe un adecuado manejo del fraude y no se invierte en una solución eficaz para resolver esta problemática, tanto los bancos tradicionales como las fintech o neobancos, verán sus ingresos afectados. Si una determinada transacción de un cliente es rechazada de manera consecutiva, la situación afecta la experiencia de pago de la persona, pero además genera un impacto negativo en los ingresos que puede tener una entidad financiera debido a estas declinaciones”, indicó Daniel Hernández.
El fraude no sólo causa pérdidas financieras a las partes implicadas, sino que también afecta la reputación de las compañías. Según el informe publicado por BPC, La Anatomía del Nuevo Estafador, las pérdidas por este delito en tarjetas superaron los USD 32.000 millones para 2021 y se espera que, durante los próximos cinco años, el mercado de pagos en el mundo pierda hasta USD 200 mil millones, como consecuencia de esta actividad delictiva.