La administración pública se transforma obligada por la pandemia. La relaciones sociales, económicas, de medio ambiente y las estructuras gubernamentales sufrieron cambios forzados por el COVID-19 y continúan adaptándose a condiciones diferentes. La empresa de consultoría Deloitte publicó hace unos días diez tendencias del gobierno digital. Aquí analizo las más importantes.
La primera tendencia propuesta dice que el gobierno debe ser impulsado por “datos turbo-cargados”. No basta con compartir datos, es necesario tenerlos en la “nube” y administrarlos eficientemente. He comentado en este espacio, sobre la urgente necesidad políticas públicas de datos; esta tendencia refuerza dicha necesidad, pero agrega la creación de un nuevo puesto: el de Jefe de Datos Gubernamentales, como el encargado de coordinar y administrar esta nueva función.
Otra de las tendencias propuestas es: vincular mejor al gobierno con conexiones de alto impacto. La pandemia evidenció la falta de coordinación gubernamental, la información en silos que obstaculizó la toma de decisiones. Es por ello que la nueva tendencia sea romper con las prácticas monolíticas y establecer mejores conexiones entre agencias gubernamentales que permitan un flujo de datos de alta velocidad, garantizando la privacidad de información y fortaleciendo la toma de decisiones con datos precisos y oportunos.
Una tendencia más es rediseñar la manera de enganchar (engagement) digitalmente a los ciudadanos, tanto para invitarlos a colaborar en las decisiones gubernamentales como para generar riqueza. Esta idea de inclusión digital es resultado de la carencia de acceso digital para todos. Nuevamente la pandemia mostró que el gobierno digital no podía funcionar porque muchos ciudadanos no tenían servicio de Internet, una carencia que los gobiernos buscan resolver a través de impulsar subsidios o ampliar infraestructura y abrirla al público.
Otra de las tendencias para el gobierno pospandemia que propone Deloitte tiene que ver con la capacitación del trabajador del futuro. Es decir, formar los trabajadores para el uso de tecnología e inteligencia artificial. La pandemia cambió radicalmente el mundo laboral: desde el trabajo en casa hasta los trabajos fuera de oficina, que requieren habilidades tecnológicas. El gobierno debe impulsar los medios para crear nuevas habilidades en las personas a través de cursos híbridos, plataformas en línea y las certificaciones.
Finalmente, una tendencia fundamental es reconstruir las cadenas de suministro de las economías. La pandemia demostró la gran integración entre los procesos de producción a nivel global. Al reducir su velocidad de interacción o al detenerlos se genera un impacto directo en las cadenas de distribución y, por lo tanto, en las economías.
Hoy la ausencia de chips para la industria automotriz, la falta de materias primas para alimentos, se debe a esta pausa generada por la pandemia. Por ello los gobiernos deben rediseñar y reconstruir las cadenas de valor que garanticen acciones inmediatas para situaciones de emergencia. Estas son sólo cinco tendencias de diez que propone Deloitte, tendremos que ver cómo las aplican los distintos gobiernos en el mundo. Por ahora, lo importante será que las conozcan para determinar hacia dónde se deben mover los esfuerzos en este mundo pospandemia.
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El autor de la columna “Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Twitter @horus72.