Los avances tecnológicos no siempre benefician en la misma proporción a todas las industrias que componen la economía contemporánea. Un ejemplo de ello es el área de Telecomunicaciones. Si bien la llegada de Internet y diversas tecnologías de conectividad impulsó este sector, dejó mucho que desear en términos de monetización. Las grandes tecnológicas han acumulado fortunas vendiendo licencias, mientras que los operadores y proveedores no pueden decir lo mismo.
En los últimos años, varias iniciativas de Telecom han buscado recuperar el tiempo perdido. En busca de nuevos ingresos, monetizar servicios que operan sobre conexiones (por ejemplo, canales de streaming) es un camino que viene generando discusiones en todo el mundo, dividiendo opiniones. Lo que parece menos controvertido y va ganando impulso hasta convertirse en una enorme avalancha es la posibilidad de que los operadores se transformen en bancos. Eso es lo que lees.
Ya hay ejemplos en todo el planeta. En Europa, la empresa francesa Orange ya cuenta con Orange Bank para ofrecer ofertas y soluciones financieras a sus clientes. El potencial es latente y claro: los operadores de telefonía y comunicaciones cuentan con bases de datos tan robustas como las de los bancos más tradicionales e innovadores de la actualidad. Más clientes tanto en telecomunicaciones como en banca significan más que sólo números. Estamos hablando de un potencial de ingresos que aún está latente.
Al ofrecer servicios bancarios y financieros, como cuentas corrientes, tarjetas de crédito y préstamos, Telecom puede generar nuevas fuentes de ingresos para los operadores, además de los servicios telefónicos tradicionales. Otra ganancia proviene del gasto global de la empresa, que se verá incrementado por la concentración de los servicios en un solo lugar. Otro elemento importante es la llamada venta cruzada, en la que los operadores ofrecen productos bancarios y financieros a sus clientes telefónicos existentes, lo que aumenta las posibilidades de venta y fidelización.
Aquí en México también vemos iniciativas en este sentido en marcha. Un gran operador del país quiere explorar oportunidades en Banca, y tiene una estimación de convertir 50 millones de clientes en al menos 20 millones de cuentas corrientes. Con un simple clic en la pantalla del celular se abriría una cuenta corriente y se iniciaría en la experiencia del consumidor una amplia gama de servicios y ofertas.
Evidentemente, esta búsqueda de nuevos ingresos y monetización de datos no tiene un único camino posible. Apoyada por el gigante bancario JP Morgan, Apple también ofrece cuentas corrientes a sus clientes en Estados Unidos, y ésta es otra posibilidad: trabajar en asociación con grandes corporaciones bancarias. En Brasil, el operador Vivo solicitó en marzo de este año al Banco Central local una licencia para ofrecer crédito; pese a ello, ejecutivos de la empresa niegan la intención de convertirse en un banco, sino de tener más flexibilidad para ofrecer servicios financieros.
El ejemplo brasileño, de hecho, nos permite aprovechar la oportunidad para señalar algunos desafíos para que esta tendencia avance, como aspectos relacionados con la regulación. La industria de servicios bancarios y financieros está altamente regulada, lo que puede requerir que los operadores obtengan licencias y permisos especiales. Por otro lado, los bancos, las fintechs y otras instituciones financieras tendrán que posicionarse frente a una fuerte competencia, o incluso ver oportunidades para avanzar a través de porciones de lo que actualmente cubre Telecom.
El potencial para los operadores está ahí. Hay nuevos negocios que construir para aumentar los ingresos y reducir los costos con una eficiencia operativa optimizada. Esto también significa generar más oportunidades de inversión, tanto en infraestructura como para mejorar los servicios existentes. Aunque esta revolución está en marcha, el mayor ganador, si estas predicciones se hacen realidad en un futuro próximo, es el cliente.
-Cristiano Silva Director de Negocios de GFT Technologies en México