La Inteligencia Artificial (IA) cambió al gobierno en un parpadeo. Para quien necesite pruebas, basta con mirar las computadoras de algunos funcionarios de medio nivel para arriba y constatar cómo el ChatGPT, Copilot, Claude o Gemini se usan para una o más tareas sin restricción alguna.
Aún desconocemos los datos para medir el impacto que ha tenido esta tecnología en las políticas públicas, la construcción de reportes e informes para la toma de decisiones, pero estoy seguro que se han utilizado.
Como reflexionaba en una colaboración anterior (Funcionarios vs algoritmos), este uso sin control y discriminado puede traer consigo numerosos problemas. Por ello le propongo continuar la reflexión sobre cuatro principios básicos que pueden aplicarse en el sector público para usar la inteligencia artificial:
El principio de aceptación de la IAGen. Este principio reconoce que algunos funcionarios ya utilizan activamente la Inteligencia Artificial generativa a través de sus plataformas. Comenzaron a hacerlo como un pasatiempo hasta que notaron que podría ser útil para hacer más rápido su trabajo en la construcción de textos, el análisis de información, comparación de datos, el uso potencial para buscar rápidamente información, etc.
Segundo principio: aumento de capacidades y habilidades para usar IA Generativa. Este principio busca homologar y mejorar el uso de las herramientas disponibles en el mercado de IA, disminuyendo los riesgos de un uso discrecional y arbitrario tanto de compartir información gubernamental al explorar herramientas de IA, como en la toma de decisiones incorrectas con los productos que se generan sin validar la fuente de los datos que se utilizaron para ese análisis.
Tercer principio: Controlando las tareas gubernamentales que usan Inteligencia Artificial. Es cierto que la IA puede usarse para muchas actividades de la burocracia, sin embargo, algunas tareas contienen información sensible, privada o potencialmente peligrosa que no debe compartirse con terceros –entiéndase empresas extranjeras que desarrollan IA– por que pueden poner en riesgo decisiones de seguridad nacional o de alto impacto. Este principio busca identificar cuáles son esas tareas en las que no debe permitirse el uso de esta tecnología y en cuales sí se puede utilizar sin riesgos.
Cuarto principio: Desarrollo de aplicaciones internas de IA generativa para la gestión pública. Este principio busca no sólo impulsar sistemas, plataformas, apps para uso exclusivo del gobierno que se enfoquen específicamente en resolver ciertas problemáticas y ayuden a la toma de decisiones, sino que permitan mantener la confidencialidad y el control de datos sensibles bajo el resguardo gubernamental.
Estos cuatro principios iniciales pretenden aportar soluciones al problema de cómo se usa la IA en la gestión pública actualmente, de manera errática y sin ningún control. No son los únicos, ni tampoco los mejores, pero seguro tendremos que construir más en el futuro cercano.
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El autor de la columna Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Threads @horus72.