Las imágenes creadas con inteligencia artificial generativa (IA Gen) han inundado el ciberespacio. Memes inspirados en hechos históricos y películas pero protagonizados por otras personas, escenarios de futuros posibles o fotos antiguas que son restauradas incluso como videos a color con todo y sonido, son apenas tres ejemplos de este fenómeno global.
De uso aparentemente inofensivo, el alcance de dichos materiales gráficos no suele ir más allá de volverse tendencias o ser fake news que rápidamente se desmienten; y el quién las produjo, es lo de menos. Pero, cuando la inteligencia artificial generativa es usada para crear imágenes con fines comerciales o lucrativos, ¿a quién se le debe dar el crédito y qué implicaciones legales en materia de derechos de autor conlleva?
César Martínez, Líder de la Práctica de Cloud y DevOps en SoftServe, compañía global de tecnologías de la información (TI) líder en desarrollo de software y consultoría, explica que la generación de imágenes mediante IA está revolucionando la creación de contenidos en el marketing, permitiendo a los profesionales generar imágenes visualmente atractivas con relativa facilidad, mientras reducen los costos operativos y el tiempo empleado. Además, al permitir una personalización a escala, dicha innovación ofrece a las marcas crear contenido visual específico que resuene con sus audiencias, mejorando así el compromiso y las conversiones.
SoftServe, cuenta con soluciones avanzadas a través de IA para la creación de contenido visual con fines de marketing, como las que se incluyen en la plataforma desarrollada de la mano de NVIDIA.
Sin embargo, hay factores de copyright por considerar que el mundo no termina de debatir. “Las imágenes generadas mediante inteligencia artificial desdibujan la línea que separa la creatividad humana de la producción hecha por máquinas. A menudo, los modelos de IA se entrenan con grandes cantidades de datos, algunos de los cuales pueden incluir material protegido por derechos de autor.
Entonces, cuando la IA utiliza esta mezcla de informaciones y produce una imagen, ¿a quién pertenecen los derechos del resultado?, ¿son del desarrollador del software de IA, del usuario que generó la nueva imagen o de los propietarios de esos datos originales con los que se entrenó la IA?”; pone sobre la mesa el experto.
Este cuestionamiento sobre el copyright de las imágenes producidas con IA Gen, no sólo hace ruido en el mundo del marketing, que aparte utiliza dicha tecnología para crear variaciones de imágenes en las denominadas pruebas A/B antes de lanzar una campaña; sino también dentro de otras industrias que ya están explotando sus beneficios. César Martínez enlista tres ejemplos:
- Generación de visualizaciones realistas de diseños arquitectónicos o de interiores, así como en proyectos de planificación urbana.
- Creación de prototipos virtuales de productos físicos, para evaluar la viabilidad y funcionalidad de su diseño.
- Sectores relacionados con multimedia, la restauración de imágenes antiguas o de baja calidad, aparte de la mejora de la calidad visual de distintos formatos mediante la eliminación de ruido, artefactos o imperfecciones.
Los usos pueden ser tan bastos, como necesidades profesionales para cubrir. Por si fuera poco, al integrar los generadores de imágenes de IA en sus operaciones, las empresas no sólo mejoran la eficiencia, sino que también impulsan la innovación y la competitividad en sus respectivos sectores. Todo, en un contexto donde casi la mitad de 600 empresas entrevistadas recientemente dijeron tener previsto utilizar la IA Gen para crear contenidos y publicidad personalizada.
Al respecto, los juristas tienen puntos de vista diferentes. Algunos sostienen que el creador del software de IA debe poseer los derechos de autor de las imágenes generadas, ya que es quien desarrolló la tecnología que ha hecho posible tales creaciones. Pero otros defienden que el usuario que maneja el programa para generar las imágenes debería tener los derechos, pues su aportación y dirección contribuyeron al resultado final.
Además, los aspectos relativos al uso de material protegido por derechos de autor como herramienta de entrenamiento de la inteligencia artificial también son cuestionables. Los que están a favor sugieren que se trata de “un uso legítimo”, ya que la IA Gen transforma la obra original para crear algo nuevo. Sin embargo, los detractores argumentan que utilizar sin permiso ese tipo de materiales infringe los derechos de los creadores originales.
¿Qué está haciendo el mundo sobre el tema?
La Unión Europea ha adoptado la “Directiva sobre los derechos de autor en el mercado único digital”, donde si bien no se aborda específicamente la inteligencia artificial generativa, establece un marco en el que los titulares de derechos tienen los legales exclusivos sobre la reproducción y distribución de sus obras, algo que puede influir en el uso de la IA Gen.
En los Estados Unidos, algunos casos judiciales recientes han comenzado a tratar el tema, aunque no existe una legislación precisa a nivel federal que regule de manera clara el uso de la IA para crear nuevos materiales entrenándose a través de contenidos protegidos por derechos de autor. Las decisiones judiciales en procesos individuales están ayudando a definir los límites de lo que se considera uso legítimo o justo (fair use) en estos contextos. Por otro lado, la Oficina de Derechos de Autor del país ha sostenido que no existe la protección para obras creadas por “no humanos”.
Japón ha sido más flexible en cuanto a la adopción de tecnologías emergentes, permitiendo el uso de material protegido por derechos de autor para la creación de datos de entrenamiento de IA, bajo ciertas condiciones de uso justo. Mientras que China explora cómo regular la inteligencia artificial generativa en el contexto de los derechos de autor, con políticas de propiedad intelectual relativamente estrictas.
Mientras a nivel internacional la discusión prevalece, el Líder de la Práctica de Cloud y DevOps en SoftServe ofrece una reflexión interesante: “Es importante que las empresas con suficiente información acumulada utilicen datos de entrenamiento privados, en lugar de fuentes públicas para evitar un asunto tan espinoso. Partiendo de que, en el caso de los modelos comerciales perfeccionados, los derechos los suele retener el proveedor, garantizando que las compañías no tengan complicaciones de propiedad. Por otro lado, trabajar con modelos de código abierto ajustados permite una mayor flexibilidad y personalización, pero la responsabilidad del cumplimiento legal recae directamente en el usuario”.
En conclusión, a medida que crece el uso de la inteligencia artificial para crear imágenes únicas, también aumentan los debates sobre cuestiones de propiedad y derechos de autor. Para utilizar con éxito la IA Gen dentro de la producción visual, es fundamental comprender las implicaciones legales del uso de esta tecnología; por lo que las instituciones deben saber dónde se puede utilizar mejor y cómo evitar posibles problemas de derechos de autor. Desatorar estos nudos, pasa tanto por los escritorios de los abogados como por los estudios de creativos y techies.