No hay duda de que Gigabit Ethernet, que está empezando a extenderse desde el core a los extremos y a los clientes, plantará cara a 11n como tecnología de acceso, y que, hasta que en los entornos WLAN no se consiga un rendimiento óptimo de la VoIP y las comunicaciones unificadas, el cable seguirá siendo la primera opción, pero el potencial del nuevo estándar wireless es enorme en muchas aplicaciones, como su integración con la telefonía celular para crear entornos wireless unificados que garanticen una completa movilidad dentro y fuera de la oficina.
Incluso como LAN de empresa, el futuro de 11n podría ser, según muchos expertos, arrasador. Los más fanáticos de Wi-Fi como tecnología corporativa no dudan en avanzar para dentro de no mucho tiempo escenarios donde 11n y sus posibles herederos conformen la infraestructura de red dominante en la empresa. Bourton Group, una de las firmas de análisis de mercado más comprometidas con esta visión, lleva ya dos años vaticinando ese momento, adelantando el principio del fin de Ethernet: “en los próximos años, los avances en chips, diseño de radio, control de red, seguridad seguridad inalámbrica y gestión de energía del sistema mejorarán 802.11n y sus productos sucesores hasta el punto de que comenzarán a erosionar el mercado de soluciones de conmutación Ethernet”.
Cierto o no, la evolución de las TI no es demasiado previsible más allá del medio plazo, y especular con futuribles tiene sus riesgos. Además, tampoco es necesario que una tecnología sea la dominante para ocupar un puesto destacado en las prioridades de las empresas. Y Wi-Fi y 11n tienen ya hoy el suficiente valor como para –sin necesidad de asesinar a nadie– estar presente en las organizaciones, especialmente en determinados entornos, pero en todas en general con independencia de su tamaño. Así lo demuestra su progresiva integración en las soluciones de networking cableado para configurar entornos mixtos.
Además, como vienen avisando algunos expertos, como Robert Whiteley, analista de Forrester Research, es posible que el fin de Ethernet en la empresa no se deba a su sustitución por otra alternativa LAN, sino por la propia desaparición de la LAN. En opinión de Whiteley, las LAN se irán convirtiendo poco a poco en algo obsoleto, siguiendo un proceso de “desperimetrización” que las irá diluyendo en Internet: las fronteras de las redes locales se irán difuminando para crear entornos permeables en los que queden incluidos proveedores, clientes y socios, mientras avanzan utility computing, cloud computing o software como servicio.
En cualquier caso, mientras esos futuros llegan, si es que llegan, tanto Ethernet como 11n seguirán jugando un papel esencial en las TI corporativas. Garantizar capacidades multigabit tanto fijas como wirelesss es la base de la transformación radical del modo de trabajar, de relacionarse y de hacer negocio que ya empieza a despuntar en las organizaciones.