Según las pruebas llevadas a cabo con los modelos de procesadores actuales, la frecuencia de reloj de cualquiera de ellos puede verse incrementada hasta un máximo de 500MHz por cada núcleo, de forma que un procesador como es el caso del Phenom II 965 de 3.6 GHz de velocidad, puede ser incrementado hasta los 4,1 GHz sin que se presenten problemas de calentamiento, o el procesador deje de rendir con la potencia esperada. De hecho, AMD ha categorizado la tecnología de forma que los microprocesadores cuyo modelo termine en 5T dispongan de 500 MHz de velocidad de reloj adicional, mientras que los que terminen en 0T, como es el caso del Phenom II X6 1075T, dispondrán de 400MHz adicionales. Toda esta familia de nuevos procesadores va a ser lanzada a partir de este mes en curso, cerrando con el Phenom II X6 a finales de verano.
En nuestro laboratorio ya hemos tenido la oportunidad de probar algunos de estos nuevos sistemas, como la placa base MSI 890GXMG65, cuyo chipset implementado es el 890GX. En la BIOS del sistema, la opción viene preconfigurada en modo “Auto”, con lo que el procesador por defecto maneja los valores en base a sus necesidades. No obstante, AMD lanzó hace ya tiempo su aplicación denominada “OverDrive”, disponible de forma gratuita en la Web, con la que bajo entorno gráfico de cualquier versión de Windows, es posible manipular estos y muchos otros valores de la CPU, placa base, voltajes, frecuencias, así como refrigeración del sistema. La herramienta dispone de opciones básicas, o utilización en modo avanzado, con posibilidad de fijar las velocidades de reloj de cada uno de los núcleos.
A decir verdad, ambas tecnologías resultan de gran interés, dado que permiten incrementar la potencia del sistema, manteniendo en todo momento un control sobre los límites establecidos de TDP o disipación térmica, con el fin de evitar que los núcleos que forman parte de la pastilla de silicio puedan sufrir daños irreversibles. Tanto en ordenadores portátiles, como en sistemas de gran envergadura que cuenten con una granja de servidores, la posibilidad de tener bajo control el consumo energético estimado resulta muy satisfactorio para cualquier compañía, además de que Turbo Core acaba optimizando el tiempo de vida de los procesadores con valores a lo largo de su vida útil que nunca lograron estar tan cerca de la cifra ideal.