Tras la adquisición de Bancrecer por parte de Grupo Financiero Banorte hace cinco años, Salvador Sierra Hernández, director de Infraestructura, se dio a la tarea de llevar a cabo la integración de ambos bancos. A este reto se sumó el crecimiento de operaciones, que día a día requería de mayor almacenamiento, problema que en un principio fue resuelto con la compra de nuevos servidores. Sin embargo, tiempo después, esto se volvería también un conflicto por el tema de espacio en sitio, por lo que se optó por otro camino, el de la adquisición de más capacidad de almacenamiento conjugada con un proyecto de virtualización de servidores.
“Prácticamente teníamos todo doble: doble plataforma, doble infraestructura Windows, doble infraestructura Unix, doble infraestructura para la transacción en cajeros, doble infraestructura de almacenamiento; había dos core bancarios”, señaló Salvador Sierra.
Como primera estrategia se migró todo a un solo core bancario. Sin embargo, persistía el problema de saturación del espacio físico en el centro de datos, donde además había múltiples plataformas que complicaban su administración, detalló el director de Infraestructura:
“Había una variedad impresionante de marcas y modelos de equipos que en conjunto la suma estaba llegando al rango de los 450. Estamos hablando de alrededor de unos 500 metros cuadrados de piso falso. Eran como 52 racks, y, bueno, tanta diversidad hacía que mis ingenieros estuvieran prácticamente trabajando de día y noche. Entre esa diversidad siempre fallaba algo; toda la administración física era muy compleja: los temas eléctrico, disponibilidad, soporte”.
Luego de la migración a un core bancario, entre 2006 y 2007, el banco invirtió en infraestructura nueva, ya que algunas aplicaciones requerían de mayores capacidades para mejorar su desempeño; sin embargo, existían servidores subutilizados por la falta de compatibilidad entre aplicaciones. Entonces, Sierra Hernández inició la consolidación de aplicaciones y virtualizó 16 equipos en tres servidores físicos; posteriormente, luego de ver los resultados, continuó virtualizando, para esto tuvo que adquirir memoria.
“Hice una serie de ejercicio con IBM, HP y Kingston. Al final compré grandes paquetes de memoria Kingston, porque el precio que ofrecía era menor. Así logré incrementar la cantidad de servidores por una unidad de procesamiento lógica”, señaló.
Otros beneficios obtenidos fueron: incremento del desempeño de las aplicaciones en ambientes virtuales, optimización del uso del poder de cómputo debido a la posibilidad de mover dinámicamente las cargas de trabajo, inventario en línea de la infraestructura, ahorros en espacio físico y energía eléctrica, reducción en los costos de acondicionamiento, reducción en gastos de mantenimiento y soporte de entre 300 ó 400%.
“Hoy solamente tengo 42 servidores físicos con 162 sistemas virtuales y 12 reales. Aparte hay otros 256 servidores virtuales que utilizamos para desarrollo y pruebas, que son copias de los que están en productivo… La pauta para obtener esto la dio el poder de cómputo que tienen los equipos. Esa es la regla de juego para la virtualización”, afirmó.
Actualmente, Salvador Sierra Hernández informó que trabaja en la renovación de todo el almacenamiento del banco y la conectividad.
“En almacenamiento prácticamente sustituimos como 120 teras y pasamos a 330 teras que es para el crecimiento del banco de tres años. Nuestra conectividad de fibra cambiamos toda la parte de directores, eso tenía una infraestructura que era de 1 Gb y pasamos ya a tarjetas de 8 Gb; esta fibra nos da ocho veces más velocidad de interconexión. Además, tenemos un proyecto de DRP, la renovación del sistema transaccional y seguimos construyendo en el tema de monitoreo de infraestructura y aplicaciones”, concluyó.