Comenzamos el 2015, y es casi imposible nombrar a un jugador importante en el universo de la TI que no haya adoptado el código abierto (open source). Y es que hace unos cuantos años, muchas personas habrían sostenido que nunca veríamos este día.
Algunos lectores recordarán lo dicho por el ex CEO de Microsoft, Steve Ballmer, quien describía a Linux como un “cáncer”, o los comentarios de Bill Gates, que expresaba que “ciertamente vemos a [Linux] como un competidor dentro del mercado de estudiantes y de los que practican pasatiempos. Pero realmente no creo que en el mercado comercial lo veamos [competir con Windows] de manera significativa.”
Sin embargo, en el 2014 la declaración pública “Microsoft ama a Linux” de Satya Nadella, CEO de Microsoft, constituyó un hito importantísimo para el código abierto. Felicito a Microsoft –y a los demás– por reconocer el poder innegable de la innovación impulsada por la comunidad.
Durante años hemos encarado preguntas como: “¿Es seguro el código abierto?”, “¿está protegido?”, “¿es confiable?”. Pues bien, hoy podemos afirmar que las soluciones de código abierto son todo eso y más. La prueba es que la mayoría de las principales empresas de tecnología están adoptando o aceptando el código abierto, y ya no escucho las mismas preguntas por parte de directores generales o directivos de TI.
Inicialmente, el código abierto fue adoptado por su bajo costo y su independencia del proveedor, pero los clientes descubrieron que también ofrecía mejor innovación y mayor flexibilidad. Ahora su uso es más generalizado y desafía a las empresas propietarias en todas las categorías tecnológicas. Además, está liderando la innovación en áreas como la nube, las tecnologías móviles, Big Data y el Internet de las Cosas, entre otras.
A medida que iniciamos un nuevo año, no puedo dejar de pensar en la velocidad con la cual cambia la tecnología. Hoy más que nunca, esta es la razón por la cual los ejecutivos recurren a las principales empresas de tecnología como socios, y no sólo como proveedores.
OpenStack, un ejemplo
Durante un reciente viaje a Europa, los CIO con los cuales me reuní no deseaban hablar específicamente de tecnología o código abierto; mostraban un interés creciente en hablar de DevOps y la cultura en torno a éstos.
Si bien la tecnología sigue siendo importante, estos ejecutivos se dieron cuenta de que para proveer funcionalidades con rapidez, debían modificar la forma como operaban. Las conversaciones en torno a OpenShift fluían naturalmente a preguntas como “¿Debería colocar a mis desarrolladores y al personal operativo en grupos separados o debería reubicarlos?” y “¿necesito hacer que rindan cuentas ante la misma persona?”
Con miras a futuro, no alcanzo a predecir qué veremos en el 2015. El año pasado dije que 2014 sería propicio para la adopción de la nube, las tecnologías móviles y el Big Data; y lo fue. Sin embargo, no era previsible la velocidad de adopción que hemos observado, y no veo que esta aceleración disminuya.
Piensen, por ejemplo, en cuán rápido ha crecido el interés y la adopción de OpenStack. Hace poco leí una investigación realizada por 451 Research que proyectaba que el mercado de OpenStack sería de 1,700 millones de dólares para el 2016 y de 3,300 millones para el 2018. Eso equivale a cuatro veces el tamaño del mercado a comienzos de 2014.
En nuestras últimas visitas a clientes en China e India, me entusiasmé mucho con la cantidad de compañías que estaban evaluando OpenStack. Un cliente en una institución bancaria importante me contó que planeaban construir su sistema bancario básico sobre OpenStack. Historias como ésta son cada vez más comunes.
OpenStack está surgiendo como la tecnología de infraestructura de nube de código abierto de facto, así como Linux lo fue para el sistema operativo. Veo interés en OpenStack como un reflejo directo de la profunda insatisfacción con el estado de la TI tradicional y la infraestructura de TI tradicional.
Ya no basta que los directores de TI confíen exclusivamente en ambientes propietarios. Las demandas de esta nueva era exigen ambientes más abiertos y flexibles, especialmente en vista de que los departamentos de TI sienten la presión de proveer la capacidad y la funcionalidad que requieren sus negocios.
A nivel internacional, cada vez más CIO se movilizan hacia estos ambientes abiertos y flexibles. Hace poco visité Corea del Sur –considerada históricamente como uno de los mercados más conservadores en términos de adopción del código abierto– y me sorprendió la cantidad de empresas que estaban migrando activamente de UNIX a Linux. De hecho, el volumen de la comunidad de código abierto en Corea del Sur es más significativo que el observado anteriormente.
Mientras estuve allí, fui el anfitrión de una cena con varios cientos de asistentes, muchos de los cuales eran colaboradores activos de OpenStack y otros proyectos de código abierto importantes. Ver una transformación como ésa, incluso en el más conservador de los mercados, es algo significativo.
Más allá de OpenStack, ha sido fascinante ver el ímpetu y el interés de las empresas en torno a los contenedores de Linux. La tecnología de contenedores posee el potencial de acelerar en gran medida el desarrollo y la implementación de aplicaciones, así como de facilitar considerablemente la gestión operativa de una cartera de aplicaciones.
Cuando se eliminen las barreras para que los desarrolladores sean capaces de construir e implementar, se logrará el diseño y la implementación de más aplicaciones. Las posibilidades en torno a los contenedores parecen casi infinitas.
Ahora que comienza el 2015, espero que todas las transformaciones que describí continúen: el ritmo de adopción y de progreso seguirá sorprendiéndonos; las organizaciones de TI continuarán sus transformaciones culturales y operativas para adoptar el nuevo estilo de TI veloz y sin fricciones; el código abierto seguirá superándose.
Me entusiasma enfrentar estos desafíos y estas oportunidades junto con nuestros clientes y socios, y seguir haciendo lo que podamos para brindar soluciones tecnológicas que ayuden a mejorar y cambiar el mundo.
¡Brindo por 2014 y por un próspero 2015!
-Jim Whitehurst, CEO de Red Hat