A partir del 2 de julio, y a diferencia de otros periodos postelectorales, las noticias no son especulaciones sobre quiénes formarán parte del nuevo gabinete o de incertidumbre sobre el posicionamiento en política pública del nuevo gobierno.
Se ha generado bastante información con respecto a lo que serán las primeras acciones de la próxima administración, y desde las campañas teníamos claro quiénes ocuparían las carteras clave del gabinete propuesto.
Los posicionamientos sobre política económica de esta nueva administración no parecen una amenaza a los fundamentales macroeconómicos como control de inflación, libre flotación de tipo de cambio y la autonomía del Banco de México.
Hay, sin embargo, algunos posicionamientos que generan preocupación y donde habrá que esperar a que el nuevo gobierno entre en funciones para entender el detalle y, por ende, el alcance de los mismos.
Uno de ellos, por ejemplo, es la iniciativa de centralizar las compras vía la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), misma que podría contribuir a una lentitud en el arranque de las inversiones del sector público, ya que sería una curva de aprendizaje comprensible cuando se cambian procesos.
Como cada primer año de una nueva administración, se prevé lentitud en el ejercicio del presupuesto y la iniciativa de centralización de compras podría complicar aún más este arranque. Asimismo, dado los planteamientos del futuro responsable de esta iniciativa, se visualiza un portal de compra similar a los de comercio electrónico, donde el funcionario seleccione proveedores y precios pre aprobados y pre negociados. Quedan varias preguntas por resolver como, por ejemplo, ¿de que manera se puede proteger a la pequeña empresa que no cuente con economías de escala como las grandes?, ¿qué va a pasar con los complejos proyectos de tercerización de servicios?
Ahora bien, hay oportunidades que van a surgir de la reactivación de la producción petrolera, la construcción de nuevas refinerías y el reacondicionamiento de las existentes. Es una oportunidad para integrar componentes de Industria 4.0/Manufactura Inteligente, misma que amalgama la tecnología de operaciones con la TI. Veremos un repunte importante de tecnologías de IoT, por ejemplo. Asimismo, el empuje al mercado interno va a replantear las inversiones de logística y en el sector detallista para buscar mayores eficiencias ante un fortalecimiento del mercado interno.
Por otro lado, es un mantra de esta nueva administración la lucha contra la corrupción. Al respecto, tecnologías como Blockchain permitirán incrementar la transparencia de las transacciones del sector público de cara a los ciudadanos.
El proceso de descentralización de secretarias al interior del país dará un impulso a las tecnologías de mensajería unificada, teleconferencias y, en general, tecnologías de colaboración además de las de telecomunicaciones.
Al momento, se espera que el valor del sector TI en el país sea de 57,500 millones de dólares al cierre del año, un crecimiento del 2% año contra año.
En general, creo que hay que mantener el optimismo. Su primer mensaje de López Obrador como ganador de las elecciones fue de reconciliación y certidumbre hacia las fuerzas productivas del país. Hasta el momento creo que, en general, se espera un año típico de arranque de una nueva administración, con subejercicios en los presupuestos por los temas que ya mencioné. No obstante, con una situación particular en cuanto a inversiones en industrias como la petrolera, o bien, el desarrollo de un mercado interno que pudieran presentar oportunidades para de crecimiento.
_____________________
El autor de este artículo, Jorge Gómez, es Director de Soluciones Empresariales para IDC México, @jorge439423