El sector industrial de México se encuentra en una circunstancia excepcional: debe seguir esforzándose en sus iniciativas de transformación digital, y tiene que continuar dicha tarea, sin dejar pasar las oportunidades de negocio que está impulsando la tendencia del nearshoring.
Definir una prioridad no es una opción realista. Como parte de un ámbito productivo (las actividades económicas secundarias) que contribuye con el 30% del PIB (Producto Interno Bruto) mexicano, este sector no puede elegir entre innovación tecnológica o beneficios de la relocalización. Ambos temas poseen la misma trascendencia.
En la esfera industrial, la transformación digital, en gran medida, se ha materializado en el concepto de Industria 4.0 (Industry 4.0), el cual implica el uso de diversas innovaciones (Inteligencia Artificial, Nube, Internet de las Cosas, Automatización Robótica de Procesos, Big Data, ciberseguridad, etc.) con el fin de crear procesos de manufactura con altos niveles de eficiencia, rentabilidad, adaptabilidad y confiabilidad.
Las empresas que se están reubicando en México, atraídas por las ventajas que el país ofrece en materia de nearshoring, no son ajenas a esta visión de la producción industrial. En ese sentido, es importante señalar que, de acuerdo con analistas, Norteamérica (Canadá, Estados Unidos y México) será la región, entre 2024 y 2028, con la mayor participación (en el rango del 40%) en el mercado global de soluciones de Industria 4.0 en 2024, este nicho podría alcanzar un valor de 110,000 millones de dólares.
Una industria que colabora con innovación y visión estratégica
En un escenario ideal, los conceptos de Industria 4.0 y nearshoring parecen un complemento natural: una cadena de suministro que abarca naciones vecinas, gracias a la innovación tecnológica, hoy cuenta con condiciones extraordinarias para facilitar la comunicación y colaboración entre los diversos proveedores.
Sin embargo, una escena así implica que todos los integrantes de la plataforma de abastecimiento tienen una visión compatible en lo estratégico y lo tecnológico; y este es un asunto en el que las organizaciones del sector industrial de México deben poner la máxima atención, si quieren participar exitosamente en las cadenas de suministro que se están creando en suelo mexicano a raíz del nearshoring.
En ese contexto, Raúl López, director de Industria y Consumo en Minsait, una empresa de Indra en México, define algunos puntos a considerar:
- Los datos, el gran activo. Las empresas del sector industrial que avanzan positivamente en sus procesos de transformación digital (lo que les facilita la adopción de modelos de Industria 4.0) tienen una idea clara: antes de pensar en tecnologías particulares, analizan su ámbito de datos –dónde están, qué calidad tienen, cómo contribuyen a las metas de negocios, cómo se almacenan y cómo los trasladamos a otras instancias, etc.– con el objetivo de crear un plan que facilite su aprovechamiento. Sin una estrategia de datos sólida, una planta de producción no sólo obtendrá resultados decepcionantes de las innovaciones (como la Inteligencia Artificial), también reducirá su capacidad de colaborar con otras organizaciones que usan y gestionan su información clave con mayor eficiencia.
- Colaboración con responsabilidades. Integrarse digitalmente a una cadena de suministro supone compromisos importantes y no negociables, y el terreno de la ciberseguridad nos da una muestra de ello. Una planta de producción puede solicitar a sus proveedores la adopción de ciertos mecanismos y herramientas de seguridad digital, con el fin de evitar que, a través de la infraestructura de un tercero, sus operaciones queden expuestas a un ciberataque. Este tipo de medidas no deben tomarse como imposiciones, sino como criterios indispensables que fortalecen la colaboración entre distintas entidades industriales.
- Aliados correctos, con las capacidades indicadas. Para aprovechar la tendencia del nearshoring con una perspectiva de innovación, las empresas mexicanas del sector industrial deben apoyarse en servicios de consultoría que no se limiten a valorar la infraestructura tecnológica de una compañía, explicar tendencias tecnológicas o sugerir planes de acción. Otros enfoques resultan más útiles, ya que abarcan una solución completa: análisis de la organización y de su visión de negocios; definición de estrategias y objetivos puntuales; valoración de tecnologías en función de los objetivos corporativos; análisis de retos internos; e implementación de los componentes físicos en la planta industrial.
- Una perspectiva más allá de la planta. Para la economía mexicana, el nearshoring representa una gran opción de crecimiento. Sin embargo, es una oportunidad que no se puede considerar garantizada. En el ecosistema de negocios de México, hay situaciones que podrían comprometer los beneficios que ofrece la relocalización, tales como déficit de capital humano especializado en innovaciones tecnológicas; infraestructura de conectividad insuficiente; limitaciones en el acceso a agua, energía eléctrica y terrenos para plantas de manufactura, entre otros desafíos. Para atender estas situaciones, las organizaciones del sector industrial deben promover la colaboración con autoridades, organismos del sector privado mexicano y entidades claves (como las universidades). En cualquier ámbito productivo, la innovación necesita un ecosistema económico que fomente su potencial.
“Para el sector industrial mexicano, la innovación tecnológica es un recurso clave para aprovechar las oportunidades de negocio que genera el nearshoring. Las empresas que se están reubicando en México no sólo quieren las ventajas de una ubicación geográfica conveniente, también esperan encontrar un ecosistema industrial orientado a la productividad impulsada por la innovación”, concluyó López.