Frente a un nuevo contexto de apertura impulsado por herramientas tecnológicas como la Inteligencia Artificial o incluso los chats predictivos, resulta fundamental reconocer el papel que la ciberseguridad siempre ha tenido en diferentes industrias y el mundo conectado en general, la cual hoy es vital.
Roles como el de CTO o Chief Technology Officer aún tienen poco reconocimiento y relevancia dentro de muchas organizaciones, lo cual refleja una falta de difusión y de cultura con respecto a los ciberataques. Desarrollar una estrategia sólida en este sentido debe estar basada en tres pilares: personas, procesos y tecnología, siempre entrelazados con la visión que cualquiera de estos elementos puede convertirse en el eslabón más débil de la cadena.
Por ello, para lograr una prevención en un sistema relacionado con la energía, es necesario un enfoque 360 para asegurar que todas las vulnerabilidades potenciales estén cubiertas. En este sentido, Schneider Electric ha identificado puntos críticos para poder fortalecer los sistemas de ciberseguridad y garantizar una protección 24/7.
Hoy en día, las organizaciones están cada vez más conscientes de este tema, sin embargo, enfrentan algunos retos que pueden generar preocupación al querer abordarlo:
- ¿Existe un estándar a seguir? ¿cuál es el nivel mínimo necesario de protección?
- ¿Cómo es posible identificar los huecos, riesgos o debilidades en la seguridad operativa de la organización?
- ¿Qué presupuesto se debe destinar?
Estas preguntas ayudan a identificar las primeras inquietudes para, posteriormente, iniciar un proceso de diagnóstico que facilite al equipo experto modelar una estrategia conjunta y a la medida del negocio. Dicho análisis permitirá generar recomendaciones potenciales para la protección, detección y respuesta a las amenazas que la organización logré identificar a través de él. Contar con una arquitectura segura de red, acceso remoto seguro, inventario de activos, detección de vulnerabilidades, gestión de parches, así como planes de respaldo y recuperación en caso de desastre son cosas primordiales para procurar desde el inicio.
En el sector energético, las pérdidas sencillamente son muy difíciles de estimar. Ya que su impacto puede ser demasiado extenso. Algunos ejemplos del impacto que los ciberataques pueden tener en el sector energético son:
- Sistemas de generación antiguos e infraestructura de energía limpia diseñados sin tomar en cuenta la ciberseguridad.
- Potencial daño: Interrupción del servicio por ataques de ransomware contra centrales eléctricas y generadores de energía limpia.
- Debilidades de la seguridad física que permiten el acceso a los sistemas de control de la red.
- Potencial daño: Interrupción masiva de energía a los usuarios a través de servicios de desconexión remota.
- Sistemas vulnerables de energía distribuida integrados en los sistemas SCADA.
- Potencial daño: Interrupción de subestaciones transformadoras que conduciría a la pérdida regional del servicio y la interrupción del servicio a los clientes.
- Gran superficie de ataque de dispositivos IoT, incluidos medidores inteligentes y vehículos eléctricos.
- Potencial daño: Robo de información del cliente, suplantación de identidad, fraude e interrupción de los servicios.
En ese sentido, Schneider Electric informó que cuenta con su plataforma EcoStruxre que maximiza la eficiencia de los procesos y ayuda a un control en tiempo real de otras variables importantes del negocio, como los riesgos de ciberseguridad, ambientales, de confiabilidad y, lo más importante, la rentabilidad operativa.
La ciberseguridad es esencial en estos días por el incremento de la digitalización y nuevas tecnologías como lo son el Internet de las Cosas, la Nube y el Blockchain, por lo que contar con un aliado que nos proteja en todos los niveles es un compromiso que deben adoptar las compañías para mantener la privacidad de los consumidores, así como la de sus procesos.