Desde finales del año pasado, analistas e instituciones alertaron sobre una inevitable recesión económica mundial para el 2023, por causas como altibajos en los precios del petróleo, crisis en la distribución de granos y energéticos, así como otras variables relacionadas tanto con la intervención de Rusia en Ucrania como con otros escenarios globales.

Afortunadamente, con el pasar de los meses y un contexto en donde China se ha convertido en jugador importante, las presiones inflacionarias han cedido y el dólar se ha debilitado, beneficiando a algunos países en desarrollo. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) podríamos estar en un punto de inflexión, en el que el crecimiento toca mínimos y la inflación disminuye. Se prevé que el crecimiento mundial se desacelerará 2.9% en 2023, pero repuntará un 3.1% en 2024.

En este contexto retador, para que cualquier tipo de empresa con operaciones en la nube aminore inteligentemente las posibles afectaciones de la economía global en su negocio, vale la pena hacerse una pregunta: ¿mi estrategia en la nube es a prueba de recesiones?

De acuerdo con César Martínez, Líder de Práctica en Nube y DevOps de SoftServe México, compañía global de tecnologías de la información (TI) líder en desarrollo de software y consultoría, para optimizar costos ante este tipo de situaciones externas, sin sacrificar el desempeño y la capacidad de respuesta, la clave de las organizaciones está en la implementación de una buena estrategia FinOps.

FinOps es la contracción de “Finanzas” y “Operaciones”. Su objetivo es alinear a los equipos de finanzas, tecnología y negocios para que las compañías puedan comprender mejor y optimizar sus gastos en la nube. Aunque evidentemente actúa sobre la tecnología, este concepto es más una práctica cultural y operativa.

Como paradigma, es una evolución en la gestión de costos de TI, que surge de la necesidad de tener una mayor visibilidad y control sobre los costos de cloud, especialmente en modelos públicos donde el gasto es variable y depende del uso.

“Independientemente de cuál fuera la motivación de una organización para pasarse a la nube pública, ésta nunca debió relacionarse con ahorrar dinero. Los beneficios reales de la tecnología cloud radican en la flexibilidad, la escalabilidad y la agilidad que nos da, al permitir que un hiper-escalador administre la infraestructura de la empresa. Pero en escenarios de recesión, donde es normal buscar la optimización de costos, una administración más fina de la nube ayuda a aligerar la carga. Si no le ponemos la atención que se merece esta innovación, los costos pueden ser hasta dos o tres veces mayores de lo esperado”; comenta.

Un marco FinOps efectivo hace que las empresas comprendan el valor comercial de su cartera de aplicaciones que se ejecutan en la nube. Tradicionalmente, la respuesta habitual a una crisis de costos es implementar prácticas básicas de optimización de costos operativos, como “ajuste del tamaño” y “apagado automático”.

Sin embargo, este enfoque rara vez toma en cuenta el valor comercial que genera el gasto en la nube. Las técnicas simples de optimización de costos podrían, en el fondo, ralentizar o incluso frenar el verdadero valor comercial. Aquí un par de preguntas a plantearse son: ¿Cuáles son mis costos reales en cloud? y ¿sé si las aplicaciones de mi empresa me proporcionarían más valor comercial si se rediseñaran para que fueran nativas en esta tecnología?

“En lugar del levantamiento y cambio inicial, que es lo que muchas organizaciones hacen en contextos económicos adversos, con los años hemos aprendido en SoftServe que es mejor crear un inventario de los datos y las aplicaciones que se migran, priorizar cómo trasladarlos, y luego realizar una racionalización inicial de la aplicación para determinar cuál debe refactorizarse primero como nativo de la nube. Esta serie de pasos contribuye a una estrategia mucho más inteligente, una digna de llamarse FinOps. Se trata de compensar visiblemente el gasto en cloud en relación con sus beneficios. El cambio es de mentalidad. Haciendo las cosas diferentes, se puede llegar a mejores resultados”; reflexiona César Martínez.

Desde el punto de vista del personal, el experto señala que las decisiones comerciales sobre el uso y gasto de la nube, las toman mejor las personas más conscientes de la tecnología en su organización, por ejemplo quienes administran líneas de negocios o un producto de software. En este sentido, FinOps pone las decisiones de valor en manos de quienes realmente saben dónde encontrar el mejor valor comercial.

Para las compañías que pretendan diseñar su estrategia FinOps, hay que cuidar mucho que al adoptar este enfoque en la optimización de costos y en garantizar el valor comercial de sus aplicaciones en la nube, no se olviden las tres razones por las que vale la pena migrar a la alternativa pública: flexibilidad, escalabilidad y agilidad.

“Una organización puede concentrarse tanto en la gestión de costos, que se olvida de posicionar su oferta para el crecimiento y la adaptación. La nube siempre tuvo menos que ver con la tecnología. Su objetivo es hacer que las empresas sean más ágiles y competitivas. Con o sin recesión, hay que cambiar de mentalidad para que las compañías estén siempre listas con una práctica FinOps madura, enfocándose en el verdadero valor comercial de operar con esta innovación”; concluye el Líder de Práctica en Nube y DevOps de SoftServe México.
FinOps proporciona un marco para que las empresas gestionen de manera proactiva y efectiva sus gastos en la nube, maximizando el valor y minimizando los desechos. Para cerrar, conviene repasar sus principios fundamentales:

Visibilidad: Asegurarse de que todas las partes involucradas comprendan y sean conscientes de los costos asociados con los recursos y servicios en la nube que están utilizando.
Optimización: Tomar medidas para ajustar y afinar el uso y la configuración de los recursos en cloud, eliminando los desechos y asegurando que se obtenga el máximo valor de lo gastado.
Operación eficiente: Integrar prácticas de FinOps en los procesos operativos diarios para asegurar que la optimización de costos sea una actividad continua, y que se adapte a medida que cambian las necesidades y condiciones del negocio.