La calidad y confiabilidad de la conectividad se vuelven críticas en las ciudades inteligentes, especialmente para las empresas que proveen servicios que dependen de ésta y de una baja latencia para sus aplicaciones; pero también para los consumidores de datos, que buscan estar conectados en todo momento, ya sea en las escuelas, edificios, centros comerciales o en sus hogares. Para estas empresas y personas, la infraestructura de banda ancha se considera cada vez más como un servicio público, tan importante en la actualidad como el gas, la electricidad, e incluso el agua.
El desarrollo de redes metropolitanas de banda ancha (metro broadband networks) que sustentan las ciudades inteligentes ha llevado a un aumento gradual de la demanda de fibra, porque esta es la tecnología principal que respaldará las aplicaciones actuales y emergentes. Lo anterior ha facilitado la transformación digital de las empresas que operan en estas ciudades, permitiéndoles ofrecer mejores servicios para sus consumidores, logrando lo que se ha denominado ‘comunidades conectadas’.
“Con la visión de las comunidades conectadas cada vez más clara, la experiencia y el enfoque que en CommScope tenemos acerca de la conectividad de red permite la promesa de lugares más inteligentes, seguros y saludables para vivir, trabajar y divertirse”, comentó Andrés Mariño, ingeniero de Aplicaciones Senior en CommScope.
Para poder hacer realidad esta visión, las ciudades están invirtiendo en infraestructura para ser más inteligentes, lo que les ha permitido obtener ciertos beneficios para las comunidades que habiten ahí:
Sustentabilidad: Un 50% de los objetivos de las ciudades inteligentes se centrarán en el cambio climático, la resiliencia y la sustentabilidad, lo que conducirá a ciudades más exitosas.
Eficiencia: La eficiencia energética se verá incrementada en un 30% en los próximos 20 años, toda vez que las áreas urbanas aprovechen los datos de las tecnologías inteligentes actuales.
Calidad de vida: El 40% de los costos de energía de las ciudades inteligentes provienen del alumbrado público. Algunas ciudades han podido reducir sus costos de energía hasta en un 70% al utilizar alumbrado público inteligente, que regula los niveles de luz para satisfacer las necesidades de los residentes.
Seguridad: En Estados Unidos, se asignarán 160 millones de dólares de fondos federales para la investigación de recursos de ciudades inteligentes, con el objetivo de ayudar a reducir problemas de seguridad como la congestión vial, delincuencia y el impacto del cambio climático, así como a mejorar la seguridad de los residentes de la ciudad.
Al conectar a las personas, proveedores de servicios y dispositivos IoT en una sola comunidad conectada, las ciudades enfrentan grandes retos para brindar la conectividad necesaria para el correcto funcionamiento de servicios innovadores en una infraestructura común.
Por ello, además de una planeación adecuada, la reutilización de plataformas, sistemas e infraestructuras ya existentes será un punto fundamental para ayudar a las empresas y gobiernos a ahorrar costos, al tiempo que mejoran la productividad en la innovación.
“Construir una ciudad inteligente con conectividad generalizada para potenciar los beneficios acerca de movilidad, la seguridad y la transformación digital que hasta ahora han sido poco aprovechadas, requiere un enfoque a largo plazo para el desarrollo de infraestructura de banda ancha, convergencia de red cableada e inalámbrica, así como una planificación de conectividad adecuada”, finalizó Andrés Mariño.