La inteligencia artificial (IA) sigue expandiéndose a pasos agigantados. Según el portal Statista, el valor en el mercado de esta tecnología podría superar los 300.000 millones de dólares para el 2025.
Como parte de tranquilidad, hay expertos que afirman que la IA podría contribuir a la optimización de procesos en las industrias, en aras de facilitar el trabajo operacional, aumentar las ganancias y optimizar tiempo. En el campo de la medicina, por ejemplo, se ha visto cómo la IA contribuye a la máxima precisión en procedimientos y diagnósticos para fortalecer la fuerza médica.
No obstante, en las áreas creativas, las alarmas siguen encendidas. ¿Dónde quedará la creación humana cuando la inteligencia artificial sea capaz de componer, escribir o diseñar con tal nivel de perfeccionamiento, y en solo unos segundos?
La IA y la creatividad, los posibles riesgos
«Hasta hace poco tiempo nadie imaginaba que la inteligencia artificial podría llegar a ser también creativa y que disciplinas como el diseño podrían llegar a verse interferidas», señala Jordi Blasi, Director del Máster de Diseño de Producto y Modelado Digital de ESDESIGN.
El uso que las personas le están dando a esta herramienta para crear ha puesto sobre la mesa la discusión acerca de los riesgos que implica su empleo indiscriminado. Infringir los derechos de autor, incentivar el plagio, pauperizar el trabajo de los artistas profesionales, así como tergiversar el papel de la educación en estas disciplinas, donde el tiempo y los procesos de perfeccionamiento se ven confrontados con la inmediatez en el resultado que dan estas tecnologías.
Quizás la preocupación no sea tan apocalíptica, pero sí es cierto que un uso indebido de la IA puede generar más problemas que soluciones. «Cada día aparecen nuevos modelos generativos con un gran impacto y potencial transformador, que están alertando a la comunidad académica», añade el experto en diseño de ESDESIGN, quien trae a colación declaraciones de personajes que han sido partícipes de la IA, como Geoffrey Hinton.
A Hinton se le conoce como el padrino de la inteligencia artificial por sus hallazgos en el aprendizaje profundo —principio del aprendizaje automático mediante algoritmos—, y ha manifestado que el intento por liderar el control de la IA y su falta de regulación, pueden conducir a serios problemas para la sociedad.
«Además de la pérdida de puestos de trabajo que podrían ser sustituidos por la inteligencia artificial, existe la amenaza de una pérdida de control sobre la propia tecnología», agrega Jordi Blasi. «El instituto Future of Life alertaba hace pocas semanas que fruto de su propio proceso de aprendizaje, la IA puede llegar a aprender comportamientos no esperados que podrían llegar a ser problemáticos».
Sin embargo, la inteligencia artificial ya es un tema inevitable, y más que pretender combatirla es necesario explorar su lado positivo, algo que desde la academia ya se plantea objetivamente.
El uso responsable de la IA en la enseñanza y la creatividad
El docente de la Escuela de Diseño de Barcelona comenta que, para los diseñadores, por ejemplo, la inteligencia artificial puede contribuir a acelerar el proceso creativo mejorando la precisión del trabajo del gremio y ofrecer nuevas oportunidades para la innovación en diferentes campos del diseño.
A pesar de ello, recalca que se debe trabajar en colaboración con esta tecnología, pues el factor humano, representado en la creatividad y el juicio, siguen siendo fundamentales para el éxito de los proyectos creativos.
Para ello, se debe tener en cuenta que la manera como se integre la IA en el proceso natural de la enseñanza y el aprendizaje influirá en su impacto positivo o negativo.
«La mayoría de aplicaciones que han aparecido pueden resultar conflictivas durante el proceso de conocimiento si, en vez de utilizarse como vehículo para la mejora de la formación, u orientada a simplificar procesos mecánicos, acaba siendo un atajo para el alumno que dificulte o impida la asimilación de nuevo conocimiento».
Y es que herramientas tan populares y accesibles como ChatGPT han llevado a que se prohíban en los centros académicos, generando nuevos retos para los docentes.
«Lejos de ser una medida eficiente, su implementación seguramente nos obligará a replantear de nuevo los propios sistemas de evaluación», explica Jordi Blasi desde su posición como educador. «Una buena redacción, ha dejado de ser una muestra significativa de que el alumno haya afianzado un determinado conocimiento».
Estamos en un periodo de transición, de adaptación, y el tiempo dirá también cómo evolucionaremos a la par de estas tecnologías, que se perfeccionan día tras día.
«Estamos conociendo cada día nuevos avances que contribuirán también en nuestro bienestar, ya no solo en el sector del diseño sino en otras áreas como por ejemplo la medicina», concluye el docente de ESDESIGN. «Como cualquier transformación disruptiva, será mediante la prueba/error que iremos definiendo poco a poco su implantación».