Hasta hace algunos años, comprar una casa, un terreno o un local comercial en el metaverso era algo reservado para excéntricos millonarios fanáticos de la ciencia ficción. Hoy, es una realidad. No solo eso, para 2028, el mercado inmobiliario digital podría crecer a una tasa anual del 31.2%, según un estudio de Brandessence Market Research.
El metaverso es un entorno virtual donde las personas pueden trabajar, divertirse y, por supuesto, comprar propiedades. Plataformas como Decentraland, The Sandbox y Cryptovoxels, que actualmente son las más populares según IEBS , han convertido el sector inmobiliario digital en un negocio en auge.
“En este nuevo ecosistema, la demanda por propiedades virtuales ha crecido de forma exponencial, haciendo que el espacio digital sea tan valioso como cualquier propiedad tangible. Estamos ante una transformación en la que el valor no solo depende de la localización, sino también de la experiencia e interacción que estos entornos virtuales puedan ofrecer. De manera que, una propiedad virtual tiene un potencial comparable al de los bienes raíces convencionales”, explica Mike Ramírez, fundador de Blun.M2, un proyecto que ayuda a las personas a multiplicar su patrimonio a través de inversiones en remates hipotecarios.
¿Comprar propiedades digitales?
Las propiedades en el metaverso se compran y venden como NFT o tokens no fungibles, activos digitales registrados en blockchain que garantizan su autenticidad y propiedad. A diferencia de los bienes raíces tradicionales, estas transacciones no requieren documentos físicos, ya que el blockchain actúa como registro.
El proceso de compra en estos entornos consta, en principio, de cuatro pasos:
- Crear una cartera digital: el primer paso es configurar una cartera digital compatible con criptomonedas. Esto permitirá realizar transacciones seguras y almacenar activos digitales.
- Seleccionar una plataforma de inversión: existen diversas plataformas en el metaverso que ofrecen oportunidades inmobiliarias.
- Explorar la oferta y realizar visitas virtuales: los usuarios pueden explorar distintas propiedades, evaluar sus ubicaciones y realizar visitas virtuales para comprender mejor su potencial de valorización y uso.
- Completar la transacción: la propiedad virtual se adquiere mediante la compra de un NFT, que actúa como título de propiedad digital y garantiza la exclusividad de la propiedad.
Tal como sucede en el mundo real, la ubicación en el metaverso también es muy importante. Las propiedades cercanas a zonas de alto tráfico digital, como centros comerciales o espacios para eventos, suelen valer más. Otros factores a considerar son:
- Popularidad del metaverso: no todos los mundos virtuales tienen la misma demanda.
- Escasez del activo: existen zonas con espacio limitado, lo que incrementa su valor.
- Usabilidad del terreno: se puede rentar para vivir, hacer publicidad, como comercio o para experiencias interactivas.
¿Vale la pena invertir en estas propiedades?
Según Mike Ramírez, la alta transaccionalidad y la menor complejidad legal hacen atractivas estas inversiones. Sin embargo, existen riesgos que los inversionistas deben considerar.
“El mercado de propiedades virtuales es altamente especulativo, ya que aún no existen regulaciones claras ni garantías de estabilidad. Además, la falta de estándares dentro del metaverso implica que no todas las plataformas lograrán consolidarse a largo plazo, lo que podría afectar la inversión. Por otro lado, la volatilidad de las criptomonedas influye directamente en el valor de los bienes virtuales, ya que su precio está ligado a monedas digitales sujetas a fluctuaciones impredecibles”, concluye.