La transformación digital de las empresas ha traído consigo un crecimiento exponencial tanto del comercio electrónico como de los servicios financieros digitales. De acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), el ecommerce tuvo un crecimiento de 81% en 2020, con respecto a 2019.
En el mismo sentido, según el informe Fintech App Marketing Insights: LATAM Edición 2021, elaborado por AppsFlyer, México ocupó el séptimo lugar mundial en número de instalaciones de aplicaciones móviles financieras. Según las cifras de este estudio, el mercado mexicano duplicó el número de instalaciones de este tipo de apps durante 2020.
Ante el crecimiento del comercio electrónico y la expansión de servicios de fintech, el fraude electrónico se ha convertido en una de las amenazas más comunes a las que se están enfrentando las empresas.
“A la vez que han crecido los usuarios y se gestionan más operaciones financieras, también incrementan los riesgos. Por esto, es necesario que las empresas se blinden y mantengan el control de riesgo de sus operaciones”, señaló José Andrés Chávez, CEO y cofundador de Bayonet, plataforma de prevención de fraudes y optimización de pagos electrónicos.
El costo de no contar con herramientas contra el fraude
De acuerdo con cifras de Bayonet, los fraudes electrónicos aumentaron hasta cuatro veces durante el año pasado. En este contexto, las compañías deben invertir y apostar por herramientas que les permitan prevenir y prepararse ante cualquier riesgo de fraude digital. En este panorama, es imprescindible que tanto los comercios electrónicos como las fintech puedan distinguir a un cliente confiable de un usuario fraudulento.
El estudio El verdadero costo del fraude en México 2019, elaborado por la firma LexisNexis Risk Solutions, señaló que el 34% de las pérdidas de una empresa en Latinoamérica tienen que ver con el robo de identidad.
En el mismo informe se indicó que el costo por fraude en el país se estima en 1.96% de los ingresos anuales de un negocio. Según este reporte, las transacciones fraudulentas tienen un valor promedio por mes de 11 mil 461 pesos. Estas cifras son alarmantes para los negocios.
“Las fintech y las empresas que hacen negocios digitales necesitan valorar el riesgo de sus clientes, por eso es importante que inviertan en herramientas que les permitan anticiparse a estas amenazas. De esta manera pueden evitar pérdidas económicas y, a la vez, impulsar sus negocios”, continúo Andrés Chávez.
Cabe destacar que ante el crecimiento de la economía digital cada vez son más los pequeños negocios que se integran a estos canales de venta, si bien representan una gran oportunidad de crecimiento pues les permiten aumentar sus ventas, llegar a nuevos mercados y tener mayor exposición como marca, es vital que contemplen los riesgos por fraude.
El robo de identidad, es uno de los fraudes más comunes en el país; no obstante, no son la única amenaza, existen otros. De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), los tipos de fraude digital más comunes en el país son: correo basura, smishing, phishing y pharming, que si bien afectan a los usuarios, también impactan en el crecimiento de los comercios electrónico.
Además datos de la comisión refieren que durante el primer cuatrimestre de este año, las acciones de defensa por un posible robo de identidad ascendieron a mil 410, de las cuales 608 fueron asesorías y 802 fueron reclamaciones, es decir, amenazas confirmadas, las cuales representan el 57% del total.
Durante el mismo periodo el organismo detectó que las reclamaciones por robo de identidad se redujeron 33.4%, respecto al mismo periodo del año anterior.
Estos riesgos no sólo aumentan en porcentaje, sino también en cuanto a sofisticación como los ataques BEC, mediante los cuales una organización criminal se infiltra a una compañía legítima y secuestra información o hackea, o el uso de tecnologías como la Inteligencia Artificial para burlar los candados de seguridad de las organizaciones o ransomware dirigido a pequeñas organizaciones, por mencionar algunos ejemplos. Cabe destacar que el contracargo, aunque no necesariamente se considera una amenaza de fraude, también impacta de forma negativa a las empresas.
Es por ello que necesitan de herramientas de detección de fraude y optimización de pagos para mejorar el flujo de sus transacciones y contribuir a crear un ecosistema seguro para hacer negocios.