La gran brecha de datos que sufrió Equifax en 2017 sigue dejando nuevas noticias sobre la investigación que trata de esclarecer los sucesos y los culpables.
Si la propia compañía crediticia ya sospechaba que un grupo chino estaba realizando intentos de espionaje, hoy Estados Unidos acusó a cuatro hackers militares del país asiático como principales responsables de la fuga de datos de clientes más importante de los últimos años y que afectó a 147 millones de estadounidenses, muchos de los cuales perdieron información bancaria personal.
“Esta fue una intrusión deliberada y radical en la información privada del pueblo estadounidense”, declaró el fiscal general, Willam Barr, al anunciar las cuatro acusaciones de los miembros procedentes del Ejército de Liberación de China.
Este es el último capítulo de una lucha sin cuartel por parte de los Estados Unidos para tratar de erradicar todo tipo de operaciones de ciberespionaje por parte de las autoridades chinas.
Sin embargo, la respuesta del país asiático no ha tardado en llegar. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuanh, señaló que “ni el Gobierno ni ningún miembro del ejército chino han participado nunca en el robo informático de secretos comerciales”.
Para acometer el ataque a Equifax, los ciberdelincuentes habrían navegado en sus sistemas durante semanas y enrutaron el tráfico a través de unos 24 servidores ubicados en 20 geografías diferentes.