Desde la pérdida de terreno del efectivo como método predilecto de pago hasta el extendido uso de las criptomonedas, a continuación, se presentan las cuatro tendencias más destacadas en pagos para 2024 y años posteriores:
Sociedad cashless
Aunque el efectivo continúe siendo el método de pago predilecto por los consumidores, la pandemia logró impulsar el e-commerce. Así, ante la creciente participación de nuevos jugadores no tradicionales y el cambio generacional de clientes finales, se generó un viraje hacia la adopción de otros métodos.
En este sentido, la tendencia a reducir el uso del efectivo está cada vez más marcada, ya que, de 2017 a 2022, los retiros de efectivo en cajeros automáticos crecieron 15.48%, mientras que las transacciones efectuadas en terminales punto de venta alcanzaron un aumento de 42.75% durante el mismo periodo.
Criptomonedas y CBDC
Las criptomonedas, también conocidas como “activos virtuales”, son monedas digitales descentralizadas basadas en blockchain y emitidas por empresas o particulares. Estas suponen un reto regulatorio debido a que, al ser independientes de gobiernos y bancos centrales, tienden a usarse para el blanqueamiento de capitales, pago de actividades ilícitas o fraude; sin embargo, pese a que los entes reguladores no han dictado un eje rector para la utilización de estos activos, en la actualidad han ganado popularidad por el enorme potencial que tienen para realizar pagos transfronterizos o locales, solucionando problemas como el tiempo y costo de envío y recepción.
La respuesta por parte de los bancos centrales son las monedas digitales del banco central (CBDC, por sus siglas en inglés), las cuales buscan incursionar en este rubro con el propósito de brindar una mayor oferta en pagos rápidos, interoperables y seguros. Adicionalmente, una considerable cantidad de países, principalmente de Asia y Medio Oriente, han adoptado esta práctica y obtenido resultados interesantes y desafiantes para el marco regulatorio.
Pagos P2P
Los pagos persona a persona (P2P, por sus siglas en inglés) han ganado preferencia en Europa, Asia y América del Sur. En México existen ejemplos como el Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI), el cual ha demostrado una amplia aceptación y buena operación; Cobro Digital (CoDi) y DiMo (dinero móvil).
Este tipo de pagos comparten la característica de ser transferencias de dinero directas entre particulares mediante una aplicación móvil, lo que permite generar un ecosistema de pagos más confiable y seguro, pues mitiga el riesgo de recibir activos falsos o efectuar transacciones fraudulentas.
Open banking
En nuestro país, el open banking es todavía una tarea pendiente; no obstante, recientemente el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) señaló que las disposiciones de datos financieros abiertos estarán listas antes de que termine 2023, abriendo una gama de posibilidades para el desarrollo de nuevos productos financieros que, combinados con finanzas embebidas, darán a los usuarios un abanico de métodos de pago que hasta el momento no han sido desarrollados. Esto supone, además, un reto regulatorio y de riesgo operacional para todos los jugadores que estén inmersos en el ecosistema.
Sin duda, la participación conjunta de todos los involucrados en el ámbito, así como de los reguladores, será fundamental para acelerar el crecimiento y la adopción de nuevas formas de pago. Por un lado, los participantes deberán seguir desarrollando tecnologías y modelos de negocio que generen mecanismos de pagos sin fricción, seguros y de alta disponibilidad, y, por otro, el papel activo del gobierno y los reguladores será fundamental para generar las condiciones que incentiven la adopción de pagos digitales entre la población.
Finalmente, la reconfiguración del ecosistema de pagos más allá del efectivo y las formas tradicionales demandará la adopción de nuevos modelos de negocio bajo un enfoque de riesgos, sin perder la agilidad que los usuarios finales esperan.
Maricarmen García, Socia de Asesoría en Administración de Riesgos de Entidades Financieras de KPMG México.