El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) comenzó el debate legitimador respecto al nuevo modelo teórico para la transparencia en nuestro país: la apertura institucional. En esta colaboración le entrego mi análisis sobre el tema.
En primer lugar, está el enfoque que tiene la propuesta acerca de “abrir” las instituciones de gobierno como meta para tener un Estado Abierto. Para llegar a ese objetivo, primero debemos lograr la transparencia y la rendición de cuentas. Resulta sorprendente que el INAI proponga esta meta en 10 años, si en los 20 años que lleva trabajando sólo ha logrado que menos del 3% de los mexicanos consulte información de transparencia producto de sus esfuerzos. La propuesta falla desde el inicio.
Después hace un diagnóstico, muy a modo, usando datos de métricas que confirman que no ha logrado ninguno de sus objetivos. Para proponer lo que denomina: “modelo de apertura institucional” –al que le faltan las características de un modelo– reciclando los tres pilares de la transparencia ya conocidos: (1) Apertura: ahora llamado “apertura Institucional”; (2) Transparencia: reciclando el viejo concepto de la transparencia proactiva, que ha sido rebasado hace más de una década por ideas más innovadoras y aplicables, y (3) Participación ciudadana: ahora denominado “principio de participación efectiva”.
La segunda parte de este modelo son cinco “ambientes” donde ocurren: legalidad; rendición de cuentas; innovación social y tecnológica; igualdad y no discriminación y ambiente de privacidad. En otras palabras, describe el contexto social en el que debería ocurrir la transparencia.
Aunque en la teoría los modelos sirven para explicar la realidad, este “modelo” busca imponer una realidad o, mejor dicho, una narrativa que pueda justificar su trabajo y ejercer el presupuesto.
No debemos olvidar que el INAI ha vivido de discursos y propuestas. Recordemos algunas: cuatro planes de acción de la Alianza para el Gobierno Abierto (2011, 2013, 2016, 2019) y la extensión del cuarto Plan de Acción (2021). En 2023, la estrategia “Abramos México hacia un estado Abierto”.
No se pueden negar los intentos que ha hecho, pero todos ellos muestran un mínimo avance tanto en la transparencia y menos en la rendición de cuentas. Después de 20 años, los ciudadanos no podemos acceder a los datos; un ejemplo: ¿cuánto ha gastado el INAI en cada plan de acción antes mencionados? ¿Podría usted acceder a esos datos en un clic?
Otro ejemplo: el presupuesto del INAI en el 2022 (aún podemos “acceder” al 2024), de acuerdo con el INEGI, alcanzó 2,265 millones de pesos y atendió 21,835 solicitudes de información. Una simple división muestra que cada solicitud cuesta $103,732 pesos.
Este diagnóstico del “modelo de apertura institucional” me permite afirmar que es otro discurso más para alimentar la retórica de la transparencia en México, pero que en el fondo no busca lograr la meta, porque, en el caso de alcanzarla, el INAI debería desaparecer y supongo que la propuesta no va en ese sentido.
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El autor de la columna Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Threads @horus72.