¿Qué es lo que más recuerda usted del debate presidencial? Seguramente algunas frases, los errores de las candidatas y el candidato y algunos aspectos que han destacado analistas y la prensa desde su realización. Pero le aseguro que la mayoría de quienes siguieron este evento en redes sociales lo que más recuerdan son los memes.
Nuestro cerebro no sólo trabaja con palabras o símbolos sino con imágenes, por eso la televisión, el cine, el internet son más útiles para transmitir muchas de sus ideas. Analicemos el caso de los memes en la campaña electoral.
Un meme, lo define Patrick Davidson, es una “pieza de cultura, típicamente una broma que gana influencia a través de la transmisión en linea”. Los memes comenzaron a usarse desde 1982 cuando Scott Fahlman realizó un primer emoticon con los signos de puntuación que conocemos para tener cierto sarcasmo.
En la construcción de la narrativa política los memes se han utilizado para impulsar el humor político –lo cual en México somos expertos–, pero también son usados como parte de las campañas políticas para impulsar un candidato, sus ideas, sus críticas y lograr aumentar la participación de los ciudadanos para que expresen sus opiniones políticas.
Los ciudadanos que acuden a las redes sociales para informarse sobre las campañas electorales son el público ideal de los memes, no sólo buscan generar comentarios y tendencias, sino promover la imagen y la postura del candidato en turno.
Una de las grandes virtudes de los memes es que circulan con gran velocidad e impacto en las redes sociales porque son juguetones, no son serios y se consideran artefactos para compartir un mensaje. Jonathan Dean afirma que estamos viviendo la “memeficación de la política”.
El investigador Uygar Baspehlivan, de la Universidad de Bristol, Inglaterra, propone tres ideas para entender el espacio de los memes. La primera de ellos es la circulación descentralizada del discurso político, lo cual afecta, pero potencializa la producción de sitios alternativos de debate y conocimiento en lugar de los que circulan en los medios tradicionales.
Un segundo elemento es que los memes se constituyen como un sitio nómada que circula en la campaña electoral entre uno y otro candidato, jugando con humor y estableciendo ciertos cambios ambiguos o interrupciones en la narrativa política.
Finalmente, el tercer elemento que propone Baspehlivan es la multiplicidad de los memes. Y es que al conectar con varios artefactos políticos –discurso, imagen, propuesta, crítica, percepción–, y por lo tanto, al circular entre todos ellos, cruza varias “fronteras” tanto en medios como en ideas llegando a más seguidores e indecisos en las campañas electorales.
Con esto en mente podemos decir, por ejemplo, que el meme de Jorge Álvarez Maynez difunde más su candidatura presidencial, ya que no sólo es una crítica a la imagen del candidato sino que lo ubica dentro de la narrativa, permite generar múltiples imitaciones que expanden su figura y sobre todo aumenta su popularidad a gran velocidad.
Seguramente veremos más de estos memes de Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum en las próximas semanas, intentando ganar un lugar en el espacio de los memes.
La construcción de una cultura política joven, que consume productos más visuales que de texto, audio y video de manera masiva, serán los primeros en compartirlos y reproducirlos. Analizaré las campañas en internet y su impacto en nuestras vidas.
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El autor de la columna “Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Threads @horus72.