La decisión del magnate de seguir adelante con el acuerdo por 44.000 millones de dólares viene solo unos días antes del esperado juicio en el que la red social intentaría obligar a Musk a cumplir con el contrato.
El juicio del siglo parece haber terminado antes de comenzar. Solo días antes de que Twitter llevase a tribunales a Elon Musk para intentar obligarlo a cumplir un acuerdo de compra de la plataforma por 44.000 millones de dólares -del que el magnate se ha retractado en diversas ocasiones-, el multimillonario sudafricano ha decido evitar el juicio y llevar a cabo la adquisición por el precio original fijado en abril de este año.
A través de una carta enviada el martes por la madrugada a los abogados de Twitter, el equipo legal de Musk anunció su intención de respetar el acuerdo: “les escribimos para notificarles que Musk y sus socios tienen la intención de proceder al cierre de la transacción contemplada en el acuerdo de fusión del 25 de abril de 2022, en los términos y con sujeción a las condiciones establecidas en el mismo y a la espera de recibir los fondos de la financiación de la deuda contemplados en el mismo, siempre y cuando el Tribunal de la Cancillería de Delaware apruebe una suspensión inmediata del proceso Twitter vs. Musk (…) y suspenda el juicio y todos los demás procedimientos relacionados con él hasta que se produzca dicho cierre o una nueva orden del Tribunal”, lee la misiva.
La carta se emite un día antes de que el CEO de Tesla testificase en Austin por el caso, instancia que se había retrasado para esta semana a solicitud de Musk. El juicio, que se había fijado para el 17 de octubre, queda ahora en suspenso, a la espera de la pronunciación de la jueza a cargo del caso, Kathaleen McCormick.
Tras la noticia de que el magnate seguiría adelante con la compra, las acciones de Twitter en la bolsa se dispararon un 22%, alcanzando un precio por acción de 52 dólares, casi al nivel de los 54,20 dólares sobre los cuales se pactó el acuerdo.
Un culebrón de grandes magnitudes
Las idas y venidas de la compra de Twitter dan para una telenovela. A principios de año, Musk anunciaba su interés de adquirir la plataforma para eliminar las cuentas falsas o bots e impulsar así el potencial de una red social que tiene una influencia política que no tienen las plataformas más populares como TikTok e Instagram. Twitter se oponía.
Después de conseguir el apoyo de nuevos inversores y aumentar la oferta hasta llegar a los 44.000 millones de dólares, Musk finalmente logró convencer a Twitter y firmaron un acuerdo de compra en abril.
Sin embargo, unos meses después el multimillonario comenzó a insinuar que la cifra de cuentas spam que Twitter había señalado en el contrato (un 5% del total de perfiles) era mucho menor a la real y en julio se retractó definitivamente del acuerdo, lo que generó una caída en picada del valor bursátil de la red social. Esto llevó a Twitter a demandar a Musk para obligarlo a llevar a cabo la compra, acusándolo de “montar un espectáculo” para renegociar el valor del acuerdo -en un contexto económico difícil para las tecnológicas y de caída del valor de muchas de ellas, incluida Tesla- y de “destrozar la empresa, interrumpir sus operaciones, destruir el valor de los accionistas y marcharse”.
Así se iba perfilando el que todos concordaban sería el juicio del siglo, al que se iban sumando noticias que no hacían más que avivar el fuego. Una de ellas fue la aparición del ex jefe de Seguridad de Twitter, Peiter ‘Mudge’ Zatko, quien denunció las “deficiencias extremas” en la seguridad y en el control de las cuentas falsas en la red social. Estas declaraciones, y la posterior noticia de que Twitter habría comprado el silencio de Zatko por 7 millones de dólares con un acuerdo de confidencialidad, serían utilizadas por Musk como evidencia en el juicio. Por otro lado, las dudosas políticas de trabajo en Tesla han generado un éxodo masivo de empleados de Twitter, que no quieren trabajar bajo el yugo de un jefe como Musk.
Con la confirmación de que Musk respetará la compra inicialmente acordada a principios de año, el multimillonario ondea una bandera blanca que pone fin, en principio, a un culebrón que ha mantenido en vilo a la industria tecnológica. Aunque con Musk, realmente nunca se sabe.
-IDG.es