Elon Musk, dueño de Tesla, logró comprar Twitter. ¿Por qué deberían dar miedo? Desde hace meses se hizo pública la intención del multimillonario por comprar la red social. En aquel momento no pudo reunir el capital y quiso retirar la oferta, entonces el consejo directivo de Twitter lo demando por daño moral. Al final, regresó para comprar la empresa por 44,000 millones de dólares.
Lo que sucedió después era lógico. Musk despidió a los directivos de Twitter. ¿Cómo iba a mantener a quienes lo habían demandado cuando no pudo comprar la empresa? ¿El único dueño debía compartir su propia compañía?
El pragmatismo de Musk es lo que nos da miedo. El objetivo del empresario para esta empresa es que buscará “garantizar la libertad de expresión”, es decir, nada ni nadie podrá impedir que se publique lo que que sea en esta red social. Cualquier ideología o persona podrán ejercer su libertad de expresión y la censura estará prohibida.
Ese es el discurso de venta; pero toda libertad lleva una responsabilidad; de lo contrario se convierte en libertinaje. Por eso Twitter canceló la cuenta de Donald Trump, por abusar de ella y promover la violencia de sus seguidores en las puertas del capitolio en 2021.
Nos da miedo que la “libertad de Musk” se convierta en un libertinaje de los grupos nazis, de ultraderecha o de ultraizquierda que quieran convertir a Twitter en su canal de comunicación preferido y difundir su ideología que pueda aumentar la polarización social en distintos países y el mundo en general. Es un hecho que las redes sociales nos aíslan; los algoritmos crean burbujas de información que nos dividen. Son los promotores de la polarización.
Nunca en la historia de la humanidad habíamos tenido una herramienta de comunicación tan cercana, inmediata y personalizada como las redes sociales; pueden ser una bendición o una amenaza.
Estas plataformas globales no tienen leyes que las controlen, sobrepasan las legislaciones nacionales, en este sentido, ¿está correcto que Elon Musk controle sólo Twitter?
El dueño de Twitter podrá garantizar la libertad de expresión en su plataforma, pero también puede quitar un presidente o imponer uno. Con un solo tweet que se haga viral puede iniciar una revuelta social; pero al mismo tiempo, qué pasará cuando Musk haga un llamado a sus usuarios para impedir que derroten la libertad en un país. ¿Lo seguiremos?
La llegada de Musk como dueño de Twitter también trae ventajas; una de ellas es impulsar la innovación, cambiar las tecnologías que ayuden a mejorar Twitter, garantizar la personalización, el intercambio de información, mejorar el anonimato. No obstante, los riesgos de que Musk utilice esta herramienta para el beneficio personal en lugar del beneficio del mundo es mayor.
Finalmente, la compra de Musk llega en un momento político muy complejo, pues se produce a unos días de la elección intermedia en Estados Unidos, que renovará el congreso, lo cual cerrará o abrirá la oportunidad de Donald Trump para regresar a la presidencia.
Si el pragmatismo de Elon Musk al despedir a sus directivos en el primer día se impone, y le devuelve a Trump el acceso a Twitter en estos días, el hecho de aumentar el canal de comunicación del expresidente será determinante en los votantes indecisos; esta situación definirá el impacto que tienen las redes sociales en la democracia. Al parecer, el dueño de Tesla tiene la última palabra.
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El autor de la columna “Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Twitter @horus72.