Hace unos días se aprobó la ley para la seguridad infantil en el senado de Estados Unidos, conocida como Kids Online Safety Act (KOSA), que ha generado un amplio debate entre la industria de TI y los padres de familia, veamos por qué.
La ley KOSA es una tibia respuesta al gran problema que ha producido el acceso a las redes sociales y al Internet por parte de los menores. Y es que no sólo se ha incrementado el cyberbullyng, sino también el grooming (forma de abuso sexual de menores por parte de adultos que se hacen pasar por niños) y, por supuesto, la pornografía infantil, el gran negocio del siglo.
Con esta ley se obliga a las plataformas a verificar la edad de sus usuarios y restringir el acceso a ciertos contenidos y servicios en linea prohibidos a menores. Esto es un gran avance en comparación con leyes anteriores cuya debilidad era forzar esta identificación de edad.
Otra ventaja es que la ley impone un llamado “deber de diligencia” para restringir el contenido inapropiado de manera inmediata. Asimismo, promueve el uso de aplicaciones de mensajería cifrada, donde los mensajes que intercambien los menores no puedan ser leídos por terceros, incluyendo los depredadores sexuales, y estimula la educación de los menores sobre los riesgos en línea, señales de advertencia, prácticas seguras y generación de recursos y líneas de ayuda para padres y menores contra estos riesgos.
Quienes critican la ley argumentan que estas restricciones violan la libertad de expresión de los menores y fomentan la censura. Sobre todo por ese “deber de diligencia” que restringe los contenidos para cuidar a los menores del grooming. Esta crítica sin duda viene de la industria de las redes sociales que no quieren sentirse limitados en su actuación y permitir todo tipo de contenido incluyendo pornografía, agresiones y bullyng a través de sus plataformas.
Como mencioné, la ley KOSA me parece que es un tímido avance, pero también es un punto de partida que sirve como ejemplo para crear otras leyes tanto nacionales como internacionales que busquen regular el enorme poder acumulado por la industria de las plataformas de redes sociales –Meta, Alphabet, TikTok–, entre muchos otros riesgos que atentan contra la salud mental de las personas y promueven la intoxicación digital.
El otro lado de la moneda es que los gobiernos castiguen severamente a las empresas que violen esta legislación para sentar un precedente y que realmente cumplan su objetivo.
Sin embargo, me parece que la clave siguen siendo los padres. Si no existe una clara consciencia del abuso de la tecnología y no se ponen límites claros y se comentan las consecuencias de estas tecnologías desde casa, no habrá ninguna ley –salvo prohibir los celulares– que pueda detener el avance de esta problemática en el corto plazo. Y en esta era de la distracción permanente y la desinformación, lo veo difícil. Seguiremos con el tema.
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El autor de la columna Tecnogob”, Rodrigo Sandoval Almazán, es Profesor de Tiempo Completo SNI Nivel 2 de la Universidad Autónoma del Estado de México. Lo puede contactar en tecnogob@pm.me y en la cuenta de Threads @horus72.