Las nuevas tecnologías han provocado una revolución en la manera de comunicarnos, de relacionarnos con los demás e, incluso, en el modo de comprar.
En efecto, ahora también, podemos pagar de forma fácil y rápida gracias a la NFC (Near Field Communication), una tecnología de comunicación sin cables, de muy corto alcance.
Inicialmente, NFC se utilizaba para intercambio de información entre dispositivos, como enviar una fotografía de un móvil a otro. Ahora, hemos ido un paso más allá y podemos utilizar esta tecnología para pagar nuestras compras de forma más rápida y sencilla que con las tarjetas de crédito o débito habituales. Simplemente acercando la tarjeta a un datáfono preparado para este tipo de pagos se realiza el cargo.
En Europa, por ejemplo, si el importe de la compra es menor a 20 euros (equivalente a unos 21.74 dólares o 334 pesos), no es necesario introducir el PIN de la tarjeta. Por este motivo, para compras pequeñas, el pago es realmente cómodo y rápido. Si el importe es superior, será necesario introducir el PIN para confirmar nuestra identidad.
No obstante, las transacciones comerciales han dado un paso más allá y ya ni siquiera necesitamos llevar las tarjetas (de crédito o débito) encima.
¿Cómo opera?
Para pagar con nuestro móvil en una tienda física, lo único que necesitamos es que el smartphone tenga conectividad NFC. Este es un requisito imprescindible porque, gracias a esta tecnología de conexión de proximidad, nuestro teléfono podrá realizar la transacción bancaria con la terminal punto de venta del comercio.
La tecnología NFC es el único requisito que depende directamente del hardware, pero también tendremos que instalar en nuestro móvil una app que nos permitirá administrar la transacción e introducir nuestras credenciales, y cabe la posibilidad de que tengamos que actualizar el firmware del móvil (la entidad que nos ofrece el servicio de pago o nuestro operador de telefonía nos lo confirmará).
Contactless, el “interlocutor”
La tecnología inalámbrica que hace posible el pago con el móvil en los teléfonos ─además de NFC─ es contactless en las terminales punto de venta (TPV). Éste se convierte en el otro “interlocutor” de la operación, la tienda en la que queremos pagar con nuestro teléfono, que también tiene que cumplir un requisito importante: tener una terminal de punto de venta (que puede ser un TPV o un datáfono) compatible con la tecnología contactless.
Este sistema de lectura “sin contacto” es el que permite a la terminal de punto de venta recibir los datos que el móvil le envía mediante NFC. No es necesario que ambos dispositivos se toquen, pero deben estar a una distancia muy reducida, de no más de unos pocos centímetros, para que la comunicación se lleve a cabo correctamente.
Lo que viene
Estudios de firmas consultoras, como ABI Research, aseguran que, de los 4 mil millones de dólares que se registraron en pagos móviles con NFC en 2012, pasaremos a 191 mil millones en 2017. Y, para ese mismo año (según Juniper Research), Estados Unidos, China y Europa occidental serán las regiones más fuertes en pagos a través de esta tecnología. Esto no debe sorprender, puesto que se trata de países con una muy alta penetración de smartphones en sus poblaciones.
En los próximos cinco años el número de usuarios de servicios de pagos vía NFC, como Apple Pay o Google Wallet, crecerá de poco más de 100 millones a más de 519 millones, según un análisis de la consultora Juniper Research, que asegura que la telefonía inteligente pronto modificará el panorama y modelo de negocio de bancos, operadores y desarrolladores de terminales.
Siguiendo con las previsiones, la misma consultora estima que, a finales de 2018, existirán más de 1,500 millones de monederos móviles en todo el mundo y en 2020, uno de cada tres smartphones en el planeta tendrá un chip NFC integrado.
No obstante, la tecnología NFC, pese a estar aprobada desde 2003 e instalada en miles de smartphones a nivel mundial (la mayoría, terminales Android de gama alta y, más recientemente, en el iPhone 6), sigue siendo una desconocida, pese a sus ventajas, como son la eficiencia energética (bajo consumo) y su seguridad (resulta más difícil que un tercer dispositivo interfiera en la conexión, y, además, permite el cifrado de los datos por SSL).
En resumen, las previsiones apuntan a que este 2015 será el año definitivo para el despegue de los pagos móviles.
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El autor de este artículo, Manuel Lavín, es socio y director de Consultoría Adesis Netlife.