Entre las características que con más frecuencia se citan cuando se habla de los requisitos que debe cumplir la figura del CIO, la persona al frente del departamento de TI, están el que esté abierta a los cambios y se mantenga al día de las nuevas tendencias, erigiéndose como figura clave para la introducción de la innovación y de los cambios tecnológicos, y que desafíe el statu quo empresarial. Esto va de la mano del reciclaje profesional, tanto de la plantilla como desde la parte de liderazgo.
Tomar la posición contraria a esta que se plantea puede resultar desastroso para la organización. Así lo apuntan desde Gartner, advirtiendo de los riesgos para la producción y para el correcto desempeño del personal de un líder con mentalidad de crecimiento fija, que establezca entre la fuerza laboral quienes son de alto rendimiento y quienes no, tanto de forma intencional como involuntaria.
La firma de análisis remite a la autora Carol Dwech, quien ha acuñado el término “mentalidad de crecimiento” para caracterizar la actitud de quienes, desde el liderazgo, consideran que toda la plantilla tiene o puede tener un alto nivel de rendimiento y les permiten alcanzar su máximo potencial. Esto les permitirá aprender y crecer, mientras que la mentalidad fija limita estos procesos. Por esto, Gartner advierte de tres creencias típicas de líderes con este problema, para así evitarlas.
Se muestra parcialidad hacia empleados y empleadas de “alto potencial”, dándoles tareas de mayor riesgo o desarrollo. Esto lleva a que se priorice su crecimiento sobre el resto, con lo que se limita la participación del resto y, consecuentemente, hay una repercusión negativa en la organización.
Como explican desde Gartner, “esta es una mentalidad particularmente peligrosa para la transformación digital, que depende de la creatividad y la innovación para impulsarla”. Así, se debe reajustar el modelo de equipo para adoptar un enfoque en el que se combinen las habilidades y se potencie la mejora, no la perfección.
Se priorizan los resultados exitosos sobre el trabajo en equipo, el esfuerzo y el progreso. El camino es tan importante como el logro final, especialmente en este mismo contexto de innovación y de distintas aportaciones. Así, se debe reconocer también la iniciativa y la creatividad, aunque no siempre lleven al éxito final, para incentivar al grupo a presentar nuevas ideas y a fomentar un entorno ecuánime, en el que todo el personal se considera de alto potencial.
Se muestra una actitud reacia al fracaso, que puede ser el origen de que se priorice a personas de alto rendimiento para evitar no superar los objetivos o cumplir los logros propuestos. La mentalidad de crecimiento se basa en “la creencia de que las cualidades básicas se pueden desarrollar a través del trabajo duro, buenas estrategias y aportes de otros”.
“La inteligencia y el talento son los puntos de partida para el éxito y se complementan con un aprendizaje continuo”, explican desde Gartner. Esto es: se consideran los desafíos como “oportunidades para crecer y aprender” y no se evitan, incluso cuando esto puede conllevar la posibilidad de fracaso, para buscar en ellos la inspiración con la que fomentar la innovación.
– CIO España