Las armas tecnológicas son ya lo suficientemente potentes como para atacar severamente a los países y las organizaciones responsables de la infraestructuras informáticas críticas, recuerda el fundador y CEO de Kaspersky Lab, Eugene Kaspersky.
Y lo acaba de reiterar en un reciente encuentro con políticos y miembros policiales de Reino Unido, cuyo interés por este tema es una señal de la preocupación de los responsables del país por las armas cibernéticas.
“Hoy, existen sofisticados programas de ataque, ciberarmas, con el poder de inutilizar empresas, paralizar gobiernos y poner a países de rodillas, atacando sus sistemas básicos, comunicaciones, transportes y redes de suministro. Las consecuencias para la población podrían ser literalmente catastróficas”, aseveró Kaspersky.
Como ejemplo, el experto revela el número de ejemplares infecciosos analizados por Kaspersky Lab (700 diarios en 2006 por 7 actualmente). La cifra no incluye las variantes polimórficas que han alcanzado las 200 mil diarias, suficientes para superar las defensas de las entidades mejor defendidas.
La sofisticación de los ataques también ha aumentado espectacularmente desde 2010, cuando se descubrieron amenazas respaldadas por ciertos países, como Octubre Rojo, Flame, MiniFlame, Gauss, Stuxnet, Duqu, Shamoon y Wiper, algunos de los cuales fueron descubiertos por la propia Kaspersky Lab.
Ante la magnitud de esta amenaza, las organizaciones no pueden afrontarla individualmente y compartir información ya no es un lujo, sino una necesidad. Por ello, se requiere la cooperación estrecha entre el sector privado y las autoridades públicas, subraya Kaspersky quien proclama que las empresas tienen que ver esta situación como una realidad nueva.
Pero, ¿por qué deberían colaborar gobiernos y empresas en este tema?, se pregunta el ministro del gabinete británico, Francis Maude, y Kaspersky le responde diciendo “necesitamos trabajar juntos para luchar contra enemigos comunes, la clave es la cooperación en un espíritu de apertura y confianza que garantice mantener la confidencialidad de los datos compartidos”.
Entre la audiencia, destacaban el comisario de la Policía de la ciudad de Londres, Adrian Leppard, el responsable de la Autoridad Anti-fraude Nacional, Stephen Harrison, la anterior ministra para la Seguridad Antiterrorista británica, Pauline Neville, y el ministro de Seguridad Anticrimen, James Brokenshire. También asistieron jefes de seguridad de empresas como Vodafone, HSBC, Barclays y Unilever.