Los proveedores de la nube crearon sus ofertas híbridas, al menos en parte, para mantener a los clientes con la intención de repatriar datos y cargas de trabajo. Pero esos mismos servicios pueden no ser tan adecuados para la próxima ola de híbridos.
Un gran salto… no es forma de migrar a la nube. Eso es lo que muchas empresas descubrieron en su apresurada carrera por adoptar la transformación digital.
La resaca de esa extralimitación ha sido bien documentada. Ejemplo de ello son los contratos inflexibles de varios años que pueden minar los ahorros potenciales a medida que las necesidades de computación y almacenamiento se desvían del plan. O también los modelos de gobierno divergentes, las políticas de retención de metadatos y los costos de acceso que pueden crear nuevos silos de datos no deseados.
Es por eso que muchas de esas empresas han estado buscando formas para trasladar algunos datos y cargas de trabajo a los centros de datos propios y de ubicación conjunta.
Al respecto, los tres grandes proveedores de la nube respondieron con nuevos lanzamientos: AWS Outposts, Google Anthos y Microsoft Azure Arc, que son ofertas de nube híbrida que se asemejan más a las de dos vías. Y desde entonces, han incluido más servicios en esos paquetes híbridos.
Mientras tanto, la próxima ola de modernización se está afianzando, y los proveedores de servicios en la nube y otros proveedores de XaaS en el espacio deben entender que se ve muy diferente al anterior. En general, estas organizaciones observaron la primera ola desde el margen y están al tanto de las trampas que hicieron tropezar a los primeros usuarios. Algunos ven las primeras ofertas híbridas más como salidas de escape de la nube que como rutas viables hacia la nube.
En otras palabras, las empresas que ahora buscan modernizarse no tienen interés en dar ningún paso de gigante. Quieren flexibilidad, eficiencia, gobernanza y seguridad básicas. Quieren dar pequeños pasos, cada uno con un camino rápido hacia el rendimiento de sus inversiones limitadas. En resumen, quieren una nueva nube híbrida, una que funcione desde el centro de datos hacia arriba, no desde la nube hacia abajo.
Haciendo más con… lo mismo
Muchos de los CIO en la segunda ola de modernización invariablemente se quedaron fuera de la primera ola. Pero el llamado a la modernización se ha vuelto tan ensordecedor que se ha vuelto imposible para ellos ignorarlo por más tiempo.
El volumen de datos creado en 2020, por ejemplo, se disparó 56.6% a 64.2 zettabytes, un despegue mucho más rápido que el crecimiento del 24.2% que se produjo en 2019, según Statista.
Los dolores de cabeza que genera la gestión de datos se ven agravados por el salto en los diferentes tipos de datos. Además de eso, la cantidad de usuarios que desean acceder a los datos está agravando los problemas de contención sobre los activos y arquitecturas obsoletos.
Además, estos CIO pueden ver que se está produciendo una revolución en el descubrimiento a través de los datos, y que toda la innovación está ocurriendo en el espacio nativo de la nube. Incluso si los CIO no se han mantenido al día de forma independiente, los científicos de datos frustrados que quieren hacer lo que están haciendo sus pares les han dejado muy claro qué conocimientos están renunciando debido a su infraestructura obsoleta.
Sin embargo, al mismo tiempo, las limitaciones presupuestarias, así como una oferta cada vez más limitada de talentos calificados y experimentados, también conspiran para dar forma al alcance y al ritmo de los planes de modernización.
En la encuesta State of the Cloud de HashiCorp, los encuestados dijeron que el costo y la escasez de habilidades internas eran dos de los tres principales inhibidores más comunes de los programas de TI en la nube.
Pequeños pasos
Independientemente de si quieren o necesitan, en esta ola el área de TI intenta dar pequeños pasos hacia la modernización. De esa manera, los CIO pueden controlar los costos y desarrollar el conjunto organizacional de habilidades y experiencia de manera orgánica, desde la comodidad de sus propias nubes privadas emergentes.
Pero no se equivoque: están muy motivados para mejorar la eficiencia y el ROI. Y para hacer eso, saben que necesitan migrar a una arquitectura definida por software, tanto como sea posible, en su hardware existente. Quieren comenzar a adoptar servicios basados en contenedores. Y quieren un camino que algún día los conduzca hacia la nube pública, que sea tan simple como sólo presionar un botón.
Si eso le suena a una nube híbrida, bueno, no hay argumentos aquí. Pero sería mejor llamarlo nube privada. Porque para esta primera ronda, al menos, los tomadores de decisiones en esta ola no tienen la intención de alejarse de sus propios centros de datos. Además, la nube híbrida para ellos suena más a los esfuerzos de repatriación en curso desde la primera ola que a cualquier cosa que estén tratando de lograr.
Y la tendencia está ganando fuerza. Las implementaciones de nube privada ahora son responsables del 24.3% de las cargas de trabajo, un aumento notable del 16.6% en 2020, según la Global Cloud Survey 2021 del proveedor de virtualización de datos Denodo.
Por el contrario, las cargas de trabajo en las otras categorías (nube híbrida, nube pública y multinube) disminuyeron cada una como porcentaje del total. La nube híbrida, la definición estándar, todavía alberga el 35.6% de todas las cargas de trabajo, más que cualquier otra categoría, según la encuesta.
Ahora que los CIO tienen una mejor comprensión de lo que quieren de la nube híbrida, las ofertas tradicionales entregadas desde arriba tendrán un atractivo más limitado. Por supuesto, hay mucho crecimiento por delante para los proveedores de XaaS que se adhieren al libro de jugadas actual. Pero a largo plazo, podrían intentar ofrecer nuevos productos de nube híbrida que realmente brinden a los CIO las características y la flexibilidad que necesitan para modernizarse desde cero. Hará felices a sus clientes. Y eventualmente, sus inversores también se lo agradecerán.
Mike Feibus, CIO.com