El sistema Cutzamala, la principal fuente de abastecimiento de agua para el Valle de México, enfrenta una crisis preocupante. Los bajos niveles de almacenamiento registrados en los últimos meses han impactado directamente la vida de millones de habitantes en la zona. Ante esta emergencia, el gobierno ha tomado la drástica medida de cortar el abastecimiento, buscando reducir el consumo y evitar el desperdicio.

Sin embargo, esta acción es sólo un parche temporal a un problema que requiere de una solución a largo plazo. La Organización de las Naciones Unidas ha advertido que para el año 2050, más de tres cuartas partes de la población mundial podrían enfrentarse a los devastadores efectos de la escasez de agua.

Ante este panorama desafiante, es urgente que el gobierno implemente políticas públicas para garantizar el actual y futuro abasto de agua en lo que hoy se considera la sexta ciudad más poblada del mundo con más de 22 millones de habitantes según la Evaluación Anual del Crecimiento Geográfico de las Urbes realizada por la ONU.

El uso de Inteligencia Artificial, metadatos y datos pueden ser una herramienta clave para generar mejores estrategias ante una problemática que se vuelve cada vez más compleja con el crecimiento poblacional, el cambio climático y la sobreexplotación de los mantos acuíferos. Un ejemplo es el Plan Maestro Hídrico de Monterrey, impulsado por la Iniciativa de Ciencia de Decisiones de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.

¿En qué consiste este Plan Maestro?

Mediante el empleo del enfoque Robust Decision Making, en este estudio se utilizaron modelos computacionales para analizar diversos escenarios de incertidumbre en la disponibilidad de agua y las demandas futuras en Nuevo León, otro de los estados más afectados por la escasez de agua, elaborando así estrategias robustas para enfrentar los desafíos a largo plazo.

Esta Iniciativa busca desarrollar herramientas tecnológicas que apoyen en el proceso de toma de decisiones mediante el uso de datos para reducir la ambigüedad de los resultados que conlleva una decisión permitiendo evaluar diferentes escenarios y sus implicaciones antes de llegar a una resolución final.

“El trabajo que realiza la iniciativa es utilizado para abordar problemas complejos y de gran escala relacionados con la planificación del agua, política climática y desarrollo económico”, explicó el Dr. Edmundo Molina, líder de la Iniciativa en Ciencia de Decisiones.

“Nuestro trabajo ha permitido a diferentes organizaciones públicas, privadas y multilaterales, identificar estrategias robustas que funcionen bien bajo una amplia variedad de estados posibles, incluso aquellos que pueden percibirse como poco probables”, agregó Molina.

Una opción resolutiva viable

Este modelo podría ser una solución al problema de abastecimiento de agua en la Ciudad de México y áreas urbanas en desarrollo que se vean afectadas en el futuro. Sin embargo, el suministro de agua no es el único campo de aplicación para esta ciencia experimental que busca entender cómo los tomadores de decisiones interactúan con herramientas de inteligencia computacional.

Actualmente se están realizando investigaciones multidisciplinarias que buscan determinar los mecanismos psicológicos, neuropsicológicos, cognitivos y fisiológicos que están implicados en los diferentes ambientes de toma de decisión.

En América Latina, la Iniciativa de Ciencia de Decisiones ha colaborado con distintas instituciones para analizar desafíos relacionados con la planificación del desarrollo sostenible. Otros casos de éxito son el Plan Nacional de Descarbonización de Costa Rica y el Marco de Modelado de Emisiones Integrado SISEPUEDE (SImulating SEctoral Pathways and Uncertainty Exploration for DEcarbonization) desarrollado en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo para estimar las emisiones, costos y beneficios de diferentes sectores como la agricultura y economía circular.

La Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, a través de esta iniciativa, busca no sólo desarrollar herramientas tecnológicas, sino también capacitar a una nueva generación de profesionales multidisciplinarios. Estos profesionales estarán equipados para enfrentar los problemas más urgentes de nuestro tiempo, desde crisis climáticas hasta desafíos geopolíticos y económicos.