De manera contundente, la pandemia ha hecho a un lado cualquier duda sobre la necesidad de las identidades digitales. A pesar del incipiente regreso a la normalidad, una de las grandes preocupaciones de las empresas, gobiernos y organizaciones es asegurar la confianza de los usuarios de servicios digitales.
La identificación digital es la forma de asegurar de manera transparente, fluida y segura que una persona es quien dice ser.
La pandemia aceleró la migración a un entorno cada vez más digital dominada por interacciones remotas a través de teléfonos móviles y computadoras. Por esta razón, se ha vuelto necesario reemplazar la dependencia en tarjetas y documentos físicos.
Una identidad digital puede reemplazar las credenciales de identidad y acceso, comprobantes de títulos educativos o certificaciones, tarjetas de membresía e incluso credenciales gubernamentales.
“La ventaja no es sólo que se reemplacen dichos documentos con una identidad digital, sino que una identidad digital es mejor en todos los sentidos”, asevera Ricardo Torices, Director de Productos Biométricos en DICIO, empresa mexicana de soluciones de identidad digital.
“Un sistema de identidad permite a los usuarios comprobar su identidad de manera sencilla en vez de usar múltiples nombres de usuario y contraseñas para registrarse o cargar con documentos, tarjetas y credenciales para identificarse. Dentro de cada ecosistema digital en el que convivimos, ya sea trabajo, escuela, banco, sistemas de transporte, etc., la identidad digital proporciona la mejor forma de asegurar que las personas sean quienes dicen ser y posean las atribuciones necesarias para ingresar o participar”.
Si bien nuestro mundo se ha vuelto cada vez más digital durante las últimas dos décadas, fue la pandemia del COVID-19 que aceleró el ritmo de la transformación. Los bloqueos, el trabajo remoto, la escuelas en línea y las restricciones de movilidad significaron que las personas pasaran una cantidad cada vez mayor de su tiempo en línea. Las empresas, escuelas e instituciones tuvieron que facilitar la interacción digital. El resultado es una sociedad que evolucionó rápidamente, por lo que la adopción de la identidad digital ha tomado una fuerza que no habría sido predecible a principios del 2020.
De acuerdo con un reciente estudio (1) se pronostica que el tamaño del mercado global de verificación de identidad posterior al COVID-19 aumentará de 7.6 mil millones de dólares en 2020 a 15.8 mil millones de dólares para 2025. El mismo estudio resalta que, a pesar de que el regreso a los espacios físicos como escuelas, oficinas, restaurants y eventos ya está en proceso, las interacciones digitales llegaron para quedarse.
En la sociedad post COVID-19 se ha establecido una mayor consciencia de la identidad como derecho básico. Así como una persona tiene derecho a controlar el uso de su nombre y su firma, las personas deben tener el derecho de poseer y controlar sus valiosos datos personales. Las identidades online verificadas son cada vez más importantes para nuestras interacciones diarias, comenta Torices.
El impacto de las identificaciones digitales tiene implicaciones mucho más allá de la recuperación post pandemia. Al ser una forma segura e inmutable para que las personas puedan comprobar que son quienes dicen ser se crea un nivel de confianza que tiene implicaciones para todo de tipo de interacciones entre personas, empresas e instituciones públicas.
“Estamos comprometidos con hacer llegar el acceso a la identidad digital a los mexicanos, porque sabemos que la confianza es la esencia del desarrollo social y económico de las sociedades”, concluye Torices
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Fuente: Identity Verification Market by Component (Solutions and Services), Type (Non-Biometric and Biometric), Organization Size, Deployment Mode, Vertical (BFSI, Government and Defense, and Healthcare and Life Sciences), and Region – Noviembre 2020.